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Gálatas 3:22 - Biblia Nueva Traducción Viviente

22 pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Pero no; la Escritura lo encerró todo en los marcos del pecado, de tal manera que lo prometido llega a los creyentes por medio de la fe en Cristo Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Pero la Escritura encerró todo bajo pecado, para que la promesa de la fe en Jesús el Mesías fuera dada a los que creen.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo el pecado, para que se les diera a los creyentes la promesa por la fe en Cristo Jesús.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 Mas la Escritura encerró todo bajo pecado, para que la promesa por la fe de Jesucristo, fuese dada a los que creen.

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Gálatas 3:22
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pues Dios encarceló a todos en la desobediencia para poder tener misericordia de todos.


Por eso él es el mediador de un nuevo pacto entre Dios y la gente, para que todos los que son llamados puedan recibir la herencia eterna que Dios les ha prometido. Pues Cristo murió para librarlos del castigo por los pecados que habían cometido bajo ese primer pacto.


Antes de que se nos abriera el camino de la fe en Cristo, estábamos vigilados por la ley. Nos mantuvo en custodia protectora, por así decirlo, hasta que fuera revelado el camino de la fe.


y en esta comunión disfrutamos de la vida eterna que él nos prometió.


Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.


Yo he venido como una luz para brillar en este mundo de oscuridad, a fin de que todos los que pongan su confianza en mí no queden más en la oscuridad.


»Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.


No lleves a juicio a tu siervo, porque ante ti nadie es inocente.


Pero nosotros esperamos con entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que él prometió, un mundo lleno de la justicia de Dios.


y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos.


Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser apóstol de Cristo Jesús escribo esta carta. Fui enviado para contarles a otros acerca de la vida que él ha prometido mediante la fe en Cristo Jesús.


Y ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.


Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.


Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron.


Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.


Ellos le contestaron: —Cree en el Señor Jesús y serás salvo, junto con todos los de tu casa.


Pero estas se escribieron para que ustedes continúen creyendo que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en él, tengan vida por el poder de su nombre.


Pues la voluntad de mi Padre es que todos los que vean a su Hijo y crean en él tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el día final.


Lo que trato de decir es lo siguiente: el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía anularse cuatrocientos treinta años más tarde —cuando Dios le dio la ley a Moisés—, porque Dios estaría rompiendo su promesa.


Mediante Cristo Jesús, Dios bendijo a los gentiles con la misma bendición que le prometió a Abraham, a fin de que los creyentes pudiéramos recibir por medio de la fe al Espíritu Santo prometido.


El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que se niegue a creer, será condenado.


Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere.


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