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Filipenses 2:13 - Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.

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Biblia Reina Valera 1960

13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pues Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el actuar para agradarle.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Porque Dios es el que activa° en vosotros tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Pues es Dios quien, según su beneplácito, activa en vosotros tanto el querer como el obrar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 porque es Dios el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

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Filipenses 2:13
39 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

los capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad. Que él produzca en ustedes, mediante el poder de Jesucristo, todo lo bueno que a él le agrada. ¡A él sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.


No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios.


Pues Dios nos salvó y nos llamó para vivir una vida santa. No lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque ese era su plan desde antes del comienzo del tiempo, para mostrarnos su gracia por medio de Cristo Jesús;


Por lo tanto, es Dios quien decide tener misericordia. No depende de nuestro deseo ni de nuestro esfuerzo.


Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia.


Juan respondió: —Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda desde el cielo.


Es más, dado que estamos unidos a Cristo, hemos recibido una herencia de parte de Dios, porque él nos eligió de antemano y hace que todas las cosas resulten de acuerdo con su plan.


Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros.


Así que seguimos orando por ustedes, pidiéndole a nuestro Dios que los ayude para que vivan una vida digna de su llamado. Que él les dé el poder para llevar a cabo todas las cosas buenas que la fe los mueve a hacer.


Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.


Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.


Que ponga en nosotros el deseo de hacer su voluntad en todo y de obedecer todos los mandatos, los decretos y las ordenanzas que dio a nuestros antepasados.


Dame entusiasmo por tus leyes en lugar de amor por el dinero.


»Así que no se preocupe, pequeño rebaño. Pues al Padre le da mucha felicidad entregarles el reino.


Ahora Dios nos ha dado a conocer su misteriosa voluntad respecto a Cristo, la cual es llevar a cabo su propio buen plan.


Entonces les dijo: «Por eso dije que nadie puede venir a mí a menos que el Padre me lo entregue».


Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.


Sin embargo, antes de que nacieran, antes de que pudieran hacer algo bueno o malo, ella recibió un mensaje de Dios. (Este mensaje demuestra que Dios elige a la gente según sus propósitos;


«Pero este es el nuevo pacto que haré con el pueblo de Israel después de esos días —dice el Señor—. Pondré mis instrucciones en lo más profundo de ellos y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


El corazón del rey es como un arroyo dirigido por el Señor, quien lo guía por donde él quiere.


En el primer año de Ciro, rey de Persia, el Señor cumplió la profecía que había dado por medio de Jeremías. Movió el corazón de Ciro a poner por escrito el siguiente edicto y enviarlo a todo el reino:


¡Alaben al Señor, Dios de nuestros antepasados, que hizo que el rey deseara embellecer el templo del Señor en Jerusalén!


Luego Dios movió el corazón de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de las tribus de Judá y de Benjamín, para que fueran a Jerusalén a reconstruir el templo del Señor.


Al mismo tiempo, la mano de Dios estaba sobre la gente en la tierra de Judá, y les dio un solo corazón para obedecer las órdenes del rey y de sus funcionarios, quienes seguían la palabra del Señor.


Como dicen las Escrituras: “A todos les enseñará Dios”. Todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.


Señor, tú nos concederás la paz; en realidad, todo lo que hemos logrado viene de ti.


No permitas que me deslice hacia el mal ni que me involucre en actos perversos. No me dejes participar de los manjares de quienes hacen lo malo.


El rey preguntó: —Bueno, ¿cómo te puedo ayudar? Después de orar al Dios del cielo,


Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación


El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número de estos gentiles creyó y se convirtió al Señor.


Cuando vayas a la guerra, tu pueblo te servirá por voluntad propia. Estás envuelto en vestiduras santas, y tu fuerza se renovará cada día como el rocío de la mañana.


»Así es, Dios actúa de esa forma una y otra vez por las personas.


«Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace».


Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.


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