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Ezequiel 9:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Luego regresó el hombre vestido de lino, que llevaba el estuche de escriba, e informó: «Ya hice lo que me ordenaste».

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 En ese momento, el hombre que llevaba un traje de lino y que tenía una tablilla en la cintura, llegó para dar cuenta; declaró: 'Hice todo lo que me ordenaste.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y he aquí, el varón vestido de lino blanco, que llevaba el tintero ceñido a sus lomos, dio cuenta diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Y entonces el hombre vestido de lino que tenía la cartera a la cintura informó diciendo: 'He cumplido lo que me has mandado'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, dio cuenta del asunto, diciendo: He hecho tal como me mandaste.

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Ezequiel 9:11
9 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Luego el séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono del templo salió un fuerte grito: «¡Todo ha terminado!».


Así que el primer ángel salió del templo y derramó su copa sobre la tierra, y a todos los que tenían la marca de la bestia y que adoraban a su estatua les salieron horribles llagas malignas.


Alaben al Señor, ustedes los ángeles, ustedes los poderosos que llevan a cabo sus planes, que están atentos a cada uno de sus mandatos.


Pronto entraron seis hombres por la puerta superior que da al norte y cada uno llevaba un arma mortal en la mano. Con ellos había un hombre vestido de lino, que llevaba un estuche de escriba en la cintura. Todos se dirigieron al atrio del templo y se pusieron de pie junto al altar de bronce.


Por eso no les perdonaré la vida ni les tendré compasión. Les daré todo su merecido por lo que han hecho.


En mi visión, vi que, por encima de la superficie de cristal que estaba sobre las cabezas de los querubines, había algo que parecía un trono de lapislázuli.


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