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Ezequiel 7:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Pronto derramaré mi furia sobre ti, y contra ti desataré mi enojo. Te llamaré a rendir cuentas de todos tus pecados detestables.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Voy a hacer que mi cólera se derrame sobre ti; se descargará mi cólera sobre ti y te juzgaré según tu conducta. Haré que pagues todos tus crímenes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Muy en breve derramaré mi indignación sobre ti, desahogaré mi ira en ti, te juzgaré según tus caminos, y pagarás tus abominaciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Ahora, en seguida, volcaré mi furor sobre ti, desahogaré del todo mi ira contra ti, te juzgaré según tu conducta y haré recaer sobre ti todas tus abominaciones.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones.

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Ezequiel 7:8
35 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

»O supongamos que yo derramara mi furia y enviara una epidemia al país que matara tanto a personas como a animales.


Mientras mataban a la gente, yo me quedé solo. Caí con el rostro en tierra y clamé: —¡Oh Señor Soberano! ¿Acaso tu furia contra Jerusalén destruirá a todos los que queden en Israel?


¿Quién podrá quedar en pie ante su ira feroz? ¿Quién podrá sobrevivir ante su furia abrasadora? Su furor arde como el fuego, y ante él las montañas se desmenuzan.


»”Sin embargo, sus hijos también se rebelaron contra mí. Se negaron a cumplir mis decretos y a seguir mis ordenanzas, a pesar de que la obediencia les hubiera dado vida. Además profanaron mis días de descanso. Así que amenacé nuevamente con derramar mi furia sobre ellos en el desierto.


»”Sin embargo, ellos se rebelaron contra mí y no me hicieron caso. No se deshicieron de las imágenes repugnantes con las que estaban obsesionados ni abandonaron los ídolos de Egipto. Entonces, mientras seguían en Egipto, amenacé con derramar mi furia sobre ellos para satisfacer mi enojo;


Por lo tanto, él derramó su furia sobre ellos y los destruyó en batalla. Las llamas los envolvieron, pero aun así se negaron a entender. El fuego los consumió, pero no aprendieron su lección.


Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, te gobernaré con puño de hierro, con gran enojo y con imponente poder.


»”Sin embargo, los israelitas se rebelaron contra mí y se negaron a obedecer mis decretos en el desierto. Desobedecieron mis ordenanzas, a pesar de que la obediencia les hubiera dado vida. Además profanaron mis días de descanso. Por lo tanto, amenacé con derramar mi furia sobre ellos e hice planes para consumirlos por completo en el desierto;


tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha servido sin diluir en la copa del furor de Dios. Ellos serán atormentados con fuego y azufre ardiente en presencia de los ángeles santos y del Cordero.


»Los líderes de Judá han llegado a ser como ladrones; por lo tanto, derramaré mi enojo sobre ellos como una cascada.


El gobernante firmará un tratado con el pueblo por un período de un conjunto de siete, pero al cumplirse la mitad de ese tiempo, pondrá fin a los sacrificios y a las ofrendas. Como punto culminante de todos sus terribles actos, colocará un objeto sacrílego que causa profanación hasta que el destino decretado para este profanador finalmente caiga sobre él».


Todo Israel ha desobedecido tus instrucciones, te ha dado la espalda y ha rehusado escuchar tu voz. »Entonces ahora, a causa de nuestro pecado, se han derramado sobre nosotros las maldiciones solemnes y los juicios escritos en la ley de Moisés, siervo de Dios.


Derramaré mi furia sobre Pelusio, la fortaleza más fuerte de Egipto, y pisotearé a las multitudes de Tebas.


Por eso ahora derramaré mi furia sobre ellos y los consumiré con el fuego de mi enojo. Haré recaer sobre su cabeza todo el castigo por cada uno de sus pecados. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».


la enfermedad herirá de muerte a los que estén desterrados en lugares lejanos; la guerra destruirá a quienes estén cerca, y cualquiera que sobreviva morirá a causa del hambre. Entonces, por fin desahogaré mi furia en ellos.


Pero ahora, quedó satisfecho el enojo del Señor; su ira feroz ha sido derramada. Prendió un fuego en Jerusalén que quemó la ciudad hasta sus cimientos.


Tensa el arco contra su pueblo como si él fuera su enemigo. Utiliza su fuerza contra ellos para matar a sus mejores jóvenes. Su furia se derrama como fuego sobre la bella Jerusalén.


Así que esto dice el Señor Soberano: «Derramaré mi terrible furia sobre este lugar. Sus habitantes, animales, árboles y cosechas serán consumidos con el fuego insaciable de mi enojo».


Derrama tu ira sobre las naciones que se niegan a reconocerte, sobre los reinos que no invocan tu nombre.


«Vayan al templo y consulten al Señor por mí y por todo el remanente de Israel y de Judá. Pregunten acerca de las palabras escritas en el rollo que se encontró. Pues el gran enojo del Señor ha sido derramado sobre nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron la palabra del Señor. No hemos estado haciendo todo lo que este rollo dice que debemos hacer».


Sin embargo, es el Señor quien hizo exactamente lo que se había propuesto; cumplió las promesas de calamidad que hizo hace mucho tiempo. Destruyó a Jerusalén sin misericordia; hizo que sus enemigos se regodearan ante ella y sobre ella les dio poder.


Miraré para otro lado y no te tendré compasión. Te daré tu merecido por todos tus pecados detestables. Entonces sabrás que soy yo, el Señor, quien da el golpe.


Oh pueblo de Israel, ustedes dicen: ‘El Señor no hace lo correcto’; pero yo juzgo a cada uno de ustedes según sus acciones”».


Lo castigaré a él, a su familia y a sus ayudantes por sus pecados. Derramaré sobre ellos y sobre la gente de Jerusalén y de Judá todas las calamidades que prometí, porque no hicieron caso a mis advertencias’”».


El rey y el príncipe quedarán indefensos, sollozando de desesperación, y las manos de la gente temblarán de miedo. Los haré pasar por la misma maldad que ellos causaron a otros, y recibirán el castigo que tanto merecen. ¡Entonces sabrán que yo soy el Señor!».


Por eso no les perdonaré la vida ni les tendré compasión. Les daré todo su merecido por lo que han hecho.


Sin embargo, a todos los que añoren las imágenes repugnantes y los ídolos detestables, les daré su merecido por sus pecados. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».


No obstante, primero, te daré tu merecido por todos tus pecados, porque no recordaste los días de tu juventud, sino que me hiciste enojar con todas esas maldades, dice el Señor Soberano. Pues a todos tus pecados detestables les sumaste actos depravados.


»”Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: te daré tu merecido, pues tomaste tus votos solemnes a la ligera al romper el pacto.


»Por lo tanto, pueblo de Israel, juzgaré a cada uno de ustedes, según sus acciones, dice el Señor Soberano. Arrepiéntete y apártate de tus pecados. ¡No permitas que tus pecados te destruyan!


»¡Yo, el Señor, he hablado! Ha llegado la hora y no me contendré. No cambiaré de parecer ni tendré compasión de ti. Serás juzgada por tus acciones perversas, dice el Señor Soberano».


Aun en la matriz, Jacob luchó con su hermano; cuando se hizo hombre, hasta peleó con Dios.


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