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Ezequiel 7:3 - Biblia Nueva Traducción Viviente

3 No queda esperanza, porque desataré mi enojo contra ti. Te llamaré a rendir cuentas de todos tus pecados detestables.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Ahora es el fin para ti. Voy a desatar mi cólera contra ti, te juzgaré de acuerdo a tu comportamiento y haré recaer sobre ti todos tus crímenes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Ahora el fin viene sobre ti: Lanzaré mi ira contra ti, te juzgaré según tus caminos, y traeré sobre ti todas tus abominaciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Ahora el fin te ha llegado, porque desencadenaré mi ira contra ti, te juzgaré según tu conducta y haré recaer sobre ti todas tus abominaciones.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Ahora ha llegado el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi ira, y te juzgaré según tus caminos; y retribuiré sobre ti todas tus abominaciones.

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Ezequiel 7:3
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

»Por lo tanto, pueblo de Israel, juzgaré a cada uno de ustedes, según sus acciones, dice el Señor Soberano. Arrepiéntete y apártate de tus pecados. ¡No permitas que tus pecados te destruyan!


Entonces por fin mi enojo se habrá desahogado y quedaré satisfecho. Cuando se haya calmado mi furia contra ellos, todo Israel sabrá que yo, el Señor, les hablé enojado de celos.


Oh pueblo de Israel, ustedes dicen: ‘El Señor no hace lo correcto’; pero yo juzgo a cada uno de ustedes según sus acciones”».


Te castigaré por tus homicidios y tu adulterio. En mi celosa furia te cubriré con sangre.


Los esparcí por varios países a fin de castigarlos por su mala manera de vivir;


El rey y el príncipe quedarán indefensos, sollozando de desesperación, y las manos de la gente temblarán de miedo. Los haré pasar por la misma maldad que ellos causaron a otros, y recibirán el castigo que tanto merecen. ¡Entonces sabrán que yo soy el Señor!».


Entonces Dios le dijo a Noé: «He decidido destruir a todas las criaturas vivientes, porque han llenado la tierra de violencia. Así es, ¡los borraré a todos y también destruiré la tierra!


Dijiste: “¡Reinaré para siempre, como reina del mundo!”. No reflexionaste sobre lo que hacías, ni pensaste en las consecuencias.


«Hijo de hombre, esto dice el Señor Soberano a Israel: »¡Ya llegó el fin! Dondequiera que mires —al oriente, al occidente, al norte o al sur— tu tierra está acabada.


Miraré para otro lado y no te tendré compasión. Te daré tu merecido por todos tus pecados detestables. Entonces sabrás que yo soy el Señor.


»Príncipe de Israel, corrupto y perverso, ¡ha llegado el día de tu juicio final!


Por eso ahora derramaré mi furia sobre ellos y los consumiré con el fuego de mi enojo. Haré recaer sobre su cabeza todo el castigo por cada uno de sus pecados. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».


—¿Qué ves, Amós? —me preguntó. —Una cesta repleta de fruta madura —contesté. Entonces el Señor dijo: —Al igual que esta fruta, ¡Israel está maduro para el castigo! No volveré a demorar su castigo.


Los estrellaré el uno contra el otro, aun los padres contra los hijos, dice el Señor. No permitiré que mi lástima ni mi misericordia ni mi compasión me impidan destruirlos’”».


Una tercera parte del pueblo morirá de hambre y de enfermedades en la ciudad. Otra tercera parte será masacrada por el enemigo fuera de las murallas de la ciudad. A la otra tercera parte la dispersaré a los cuatro vientos y la perseguiré con mi espada.


Por eso no les perdonaré la vida ni les tendré compasión. Les daré todo su merecido por lo que han hecho.


Sin embargo, a todos los que añoren las imágenes repugnantes y los ídolos detestables, les daré su merecido por sus pecados. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».


No obstante, primero, te daré tu merecido por todos tus pecados, porque no recordaste los días de tu juventud, sino que me hiciste enojar con todas esas maldades, dice el Señor Soberano. Pues a todos tus pecados detestables les sumaste actos depravados.


»”Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: te daré tu merecido, pues tomaste tus votos solemnes a la ligera al romper el pacto.


»¡Yo, el Señor, he hablado! Ha llegado la hora y no me contendré. No cambiaré de parecer ni tendré compasión de ti. Serás juzgada por tus acciones perversas, dice el Señor Soberano».


Aun en la matriz, Jacob luchó con su hermano; cuando se hizo hombre, hasta peleó con Dios.


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