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Ezequiel 6:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Los aplastaré y dejaré desoladas sus ciudades, desde el desierto del sur hasta Ribla, en el norte. Entonces sabrán que yo soy el Señor”».

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Biblia Reina Valera 1960

14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Los abatiré completamente, convertiré su país en una soledad, en una ruina doquiera habiten, desde el desierto hasta Ribla. Entonces sabrán que yo soy Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten, pondré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat, y conocerán que Yo soy YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Extenderé mi mano contra ellos y haré del país una devastación, una desolación, desde el desierto hasta Riblá, en todos sus lugares donde moran; y sabrán que yo soy Yahveh'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Y extenderé mi mano contra ellos, y desolaré la tierra, sí, la desolaré más que el desierto hacia Diblat, en todas sus habitaciones; y sabrán que yo soy Jehová.

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Ezequiel 6:14
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por eso el enojo del Señor arde contra su pueblo y ha levantado el puño para aplastarlo. Los montes tiemblan y los cadáveres de su pueblo están tirados por las calles como basura. Pero aun así, el enojo del Señor no está satisfecho. ¡Su puño todavía está listo para asestar el golpe!


Los arameos desde el oriente y los filisteos desde el occidente sacarán sus colmillos y devorarán a Israel. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.


Por eso te golpeé con mi puño y reduje tu territorio. Te entregué en manos de tus enemigos, los filisteos, y hasta ellos quedaron horrorizados ante tu conducta depravada.


«Hijo de hombre, supongamos que los habitantes de un país pecaran contra mí y yo alzara mi puño para aplastarlos al cortarles la provisión de alimento y al hacerles pasar un hambre que destruyera tanto a personas como a animales.


Oh Señor, ellos no prestan ninguna atención a tu puño levantado. Demuéstrales tu fervor por defender a tu pueblo; entonces quedarán avergonzados. Que tu fuego consuma a tus enemigos.


Irán tropezando como prisioneros o quedarán tendidos entre los muertos. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.


Manasés se alimentará de Efraín, Efraín se alimentará de Manasés, y los dos devorarán a Judá. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor; su puño sigue preparado para dar el golpe.


Por eso el Señor no se complace en los jóvenes, ni tiene misericordia siquiera de las viudas y los huérfanos. Pues todos son unos hipócritas perversos, y todos ellos hablan necedades. Pero aun así no quedará satisfecho el enojo del Señor. Su puño sigue preparado para dar el golpe.


Partieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.


Aunque estoy rodeado de dificultades, tú me protegerás del enojo de mis enemigos. Extiendes tu mano, y el poder de tu mano derecha me salva.


Después recibí este mensaje del Señor:


Miraré para otro lado y no te tendré compasión. Te daré tu merecido por todos tus pecados detestables. Entonces sabrás que yo soy el Señor.


Entonces, cuando los disperse entre las naciones, sabrán que yo soy el Señor.


yo alzaré mi puño de juicio contra ustedes. Los entregaré como botín a muchas naciones. Los eliminaré y dejarán de ser nación, los destruiré por completo. Así sabrán que yo soy el Señor”.


Destruiré la tierra por completo y destrozaré su orgullo. Se acabará su poder arrogante. Las montañas de Israel quedarán tan desiertas que nadie siquiera pasará por ellas.


Aplastaré a Judá y a Jerusalén con mi puño y destruiré todo rastro del culto a Baal. Acabaré con todos los sacerdotes idólatras, para que se borre hasta el recuerdo de ellos.


¡Miren! El Señor está a punto de destruir la tierra y convertirla en una inmensa tierra baldía. Él devasta la superficie de la tierra y dispersa a los habitantes.


Las vides se marchitan, y no hay vino nuevo; todos los parranderos suspiran y se lamentan.


Toda la tierra se convertirá en una desolada tierra baldía. Israel y las naciones vecinas servirán al rey de Babilonia por setenta años.


Haré que el país quede desolado porque mi pueblo me ha sido infiel. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».


Te dejaré desolado para siempre; tus ciudades jamás se reconstruirán. Entonces sabrás que yo soy el Señor.


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