Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Ezequiel 5:13 - Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Entonces por fin mi enojo se habrá desahogado y quedaré satisfecho. Cuando se haya calmado mi furia contra ellos, todo Israel sabrá que yo, el Señor, les hablé enojado de celos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Mi cólera se desatará con furor, y cuando se desate mi cólera, experimentarán la indignación que me movía a hablar, a mí, Yavé.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

13 Así se desahogará mi ira sobre ellos y saciaré mi indignación, y quedaré satisfecho.° Y cuando haya agotado mi ira sobre ellos, sabrán que Yo, YHVH, hablé con pasión.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Así se desahogará del todo mi ira, saciaré mi furor contra ellos y me vengaré; y entonces sabrán que yo, Yahveh, he hablado en mi celo, cuando desahogue del todo mi furor contra ellos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Así se cumplirá mi ira, y haré reposar mi furor sobre ellos, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová lo he hablado en mi celo, cuando haya cumplido en ellos mi enojo.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Ezequiel 5:13
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por lo tanto, el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, el Poderoso de Israel, dice: «¡Me vengaré de mis enemigos y a mis adversarios les daré su merecido!


Yo también batiré las palmas, y aplacaré mi furia. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


»”Sin embargo, sus hijos también se rebelaron contra mí. Se negaron a cumplir mis decretos y a seguir mis ordenanzas, a pesar de que la obediencia les hubiera dado vida. Además profanaron mis días de descanso. Así que amenacé nuevamente con derramar mi furia sobre ellos en el desierto.


»”Sin embargo, ellos se rebelaron contra mí y no me hicieron caso. No se deshicieron de las imágenes repugnantes con las que estaban obsesionados ni abandonaron los ídolos de Egipto. Entonces, mientras seguían en Egipto, amenacé con derramar mi furia sobre ellos para satisfacer mi enojo;


Pronto derramaré mi furia sobre ti, y contra ti desataré mi enojo. Te llamaré a rendir cuentas de todos tus pecados detestables.


la enfermedad herirá de muerte a los que estén desterrados en lugares lejanos; la guerra destruirá a quienes estén cerca, y cualquiera que sobreviva morirá a causa del hambre. Entonces, por fin desahogaré mi furia en ellos.


Pero ahora, quedó satisfecho el enojo del Señor; su ira feroz ha sido derramada. Prendió un fuego en Jerusalén que quemó la ciudad hasta sus cimientos.


Se puso la justicia como coraza y se colocó en la cabeza el casco de salvación. Se vistió con una túnica de venganza y se envolvió en un manto de pasión divina.


Luego el Señor me llamó y me dijo: «Mira, los que fueron al norte han desahogado el enojo de mi Espíritu allí en la tierra del norte».


»El rey hará lo que le venga en gana, se exaltará a sí mismo y afirmará ser más grande que todos los dioses, incluso blasfemará contra el Dios de dioses. El éxito lo acompañará, pero solo hasta que se cumpla el tiempo de la ira, pues lo que se ha establecido, sin lugar a dudas, ocurrirá.


Durante el primer año de su reinado, yo, Daniel, al estudiar la palabra del Señor, según fue revelada al profeta Jeremías, aprendí que Jerusalén debía quedar en desolación durante setenta años.


Tu impureza es tu lascivia y la corrupción fruto de tu idolatría. Yo traté de limpiarte, pero tú te negaste. Ahora quedarás en tu inmundicia hasta que sacie mi furia contra ti”.


Descargaré sobre ti el enojo de mis celos y ellos te tratarán con dureza. Te cortarán la nariz y las orejas, y a los sobrevivientes los matarán a espada. Se llevarán a tus hijos cautivos y quemarán todo lo que quede.


Recordarás tus pecados y te cubrirás la boca enmudecida de vergüenza, cuando te perdone por todo lo que hiciste. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».


»”Finalmente desahogaré mi furia contra ti, y se calmará el enojo de mis celos. Quedaré tranquilo y ya no estaré enojado contigo.


Por fin se saciará mi enojo contra el muro y quienes lo blanquearon con cal. Luego les diré a ustedes: “Ya desaparecieron el muro y quienes lo blanquearon con cal.


Sabrán que solo yo soy el Señor y que hablaba en serio cuando dije que traería esta calamidad sobre ellos”.


Oh bella Jerusalén, tu castigo tendrá fin; pronto regresarás del destierro. Pero Edom, tu castigo apenas comienza; pronto serán puestos al descubierto tus muchos pecados.


»”Entonces, después que hayan pasado los setenta años de cautiverio, castigaré al rey de Babilonia y a su pueblo por sus pecados —dice el Señor—. Haré del país de los babilonios una tierra baldía para siempre.


Su gobierno y la paz nunca tendrán fin. Reinará con imparcialidad y justicia desde el trono de su antepasado David por toda la eternidad. ¡El ferviente compromiso del Señor de los Ejércitos Celestiales hará que esto suceda!


Miren cómo Jerusalén, que antes era tan fiel, se ha convertido en una prostituta. Antes era el centro de la justicia y la rectitud, pero ahora está repleta de asesinos.


»Sin duda, el Señor hará justicia a su pueblo y cambiará de parecer acerca de sus siervos, cuando vea que ya no tienen fuerzas y no queda nadie allí, ni siervo ni libre.


Ahora, cuando concuerde con mis planes, también a ustedes los atacaré. Llamaré a los ejércitos de las naciones para castigarlos por sus múltiples pecados.


»Así como el Señor se deleitaba en prosperarte y en multiplicarte, ahora el Señor se deleitará en destruirte. Serás arrancado de la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer.


Cuando ellos ayunen no les prestaré atención. Cuando me presenten sus ofrendas quemadas y las ofrendas de grano, no las aceptaré. En cambio, los devoraré con guerra, hambre y enfermedad.


La madre de siete hijos se debilita y lucha por respirar; su sol se puso mientras todavía es de día. Ahora queda sin hijos, avergonzada y humillada. A los que queden, los entregaré para que sus enemigos los maten. ¡Yo, el Señor, he hablado!».


No queda esperanza, porque desataré mi enojo contra ti. Te llamaré a rendir cuentas de todos tus pecados detestables.


»Ahora esto dice el Señor Soberano: ¡qué terrible será cuando estos cuatro castigos espantosos caigan sobre Jerusalén —guerra, hambre, animales salvajes y enfermedades— y destruyan a todos sus habitantes y a los animales!


Todos sus mejores guerreros morirán en batalla y los que sobrevivan serán esparcidos a los cuatro vientos. Entonces ustedes sabrán que yo, el Señor, he hablado.


El presagio en su mano derecha le indica: “¡Jerusalén!”. Sus soldados irán con arietes contra las puertas de la ciudad, pidiendo a gritos la masacre. Levantarán torres de asalto y construirán rampas contra las murallas.


Colocaron los altares para sus ídolos junto a mi altar, con solo un muro de separación entre ellos y yo. Profanaron mi santo nombre con ese pecado tan detestable, por eso los consumí en mi enojo.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម