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Ezequiel 43:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Que dejen ya de rendir culto a otros dioses y de honrar las reliquias de sus reyes, y yo viviré entre ellos para siempre.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Por eso, ahora arrojen de mí sus prostituciones y los cadáveres de sus reyes, de tal manera que pueda habitar en medio de ustedes para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Ahora pues, alejen ellos de mí sus idolatrías, y los cadáveres de sus reyes, bien lejos de mí, y Yo habitaré en medio de ellos para siempre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Ahora deben alejar de mí sus prostituciones y los cadáveres de sus reyes, porque voy a residir en medio de ellos para siempre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Ahora, que echen lejos de mí su prostitución, y los cadáveres de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.

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Ezequiel 43:9
11 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor me dijo: «Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono y el lugar donde pondré los pies. Viviré aquí para siempre, entre los israelitas. Ni ellos ni sus reyes volverán a profanar mi santo nombre cometiendo adulterio al rendir culto a otros dioses y honrando las reliquias de sus reyes ya muertos.


¿Y qué clase de unión puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos el templo del Dios viviente. Como dijo Dios: «Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


Nunca más se contaminarán con ídolos ni con imágenes repugnantes ni rebelión, porque los salvaré de su apostasía pecaminosa y los limpiaré. Entonces serán verdaderamente mi pueblo y yo seré su Dios.


»Pero ahora, presenten cargos contra su madre, Israel, porque ya no es mi esposa, ni yo soy su esposo. Díganle que se quite del rostro el maquillaje de prostituta y la ropa que muestra sus pechos.


Dios habita en esa ciudad; no puede ser destruida. En cuanto despunte el día, Dios la protegerá.


Entonces viviré en medio de los israelitas y seré su Dios,


Ahora te he construido un templo glorioso, ¡un lugar donde podrás habitar para siempre!».


Rodeado de incontables millares de carros de guerra, el Señor llegó del monte Sinaí y entró en su santuario.


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