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Ezequiel 37:23 - Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Nunca más se contaminarán con ídolos ni con imágenes repugnantes ni rebelión, porque los salvaré de su apostasía pecaminosa y los limpiaré. Entonces serán verdaderamente mi pueblo y yo seré su Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 No se ensuciarán más con sus inmundos ídolos, porque los libraré de sus pecados y de todas sus rebeldías y los purificaré; serán mi pueblo y yo seré su Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 ni se contaminarán más a sí mismos con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones. Y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron y los limpiaré, y me serán por pueblo, y Yo a ellos por Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 No se contaminarán más con sus ídolos ni con sus abominaciones ni con ninguno de sus crímenes, porque los libraré de todas las infidelidades que cometieron, los purificaré y, entonces, ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios'.'

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

23 No se contaminarán ya más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, y con ninguna de sus transgresiones; y los salvaré de todas sus habitaciones en las cuales pecaron, y los limpiaré; y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

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Ezequiel 37:23
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.


Los que salgan vencedores heredarán todas esas bendiciones, y yo seré su Dios, y ellos serán mis hijos.


Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.


»¡Oh Israel, mantente lejos de los ídolos! Yo soy el que contesta tus oraciones y te cuida. Soy como un árbol que siempre está verde; todo tu fruto proviene de mí».


De hecho, toda olla de cocina en Jerusalén y Judá será consagrada al Señor de los Ejércitos Celestiales. Todo el que venga a adorar tendrá plena libertad de usar cualquiera de estas ollas para cocinar sus sacrificios. En aquel día no habrá más comerciantes en el templo del Señor de los Ejércitos Celestiales.


Oh Señor, protege a tu pueblo con tu vara de pastor; guía a tu rebaño, tu posesión más preciada. Aunque viva solo en un matorral en lo alto del monte Carmelo, que se alimente en los fértiles pastos de Basán y Galaad como lo hacía en tiempos pasados.


»Sin embargo, llegará el día cuando el pueblo de Israel será como la arena a la orilla del mar, ¡imposible de contar! Así que en el lugar donde se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, se dirá: “Ustedes son hijos del Dios viviente”.


A partir de entonces, el pueblo de Israel sabrá que yo soy el Señor su Dios.


Haré mi hogar entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


Entonces recordarán los pecados que cometieron en el pasado y se avergonzarán de ustedes mismos por todas las cosas detestables que hicieron.


Recordarán todas las formas en que se contaminaron y se odiarán a sí mismos por el mal que hicieron.


«Pero este es el nuevo pacto que haré con el pueblo de Israel después de esos días —dice el Señor—. Pondré mis instrucciones en lo más profundo de ellos y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


«En ese día —dice el Señor—, seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellas serán mi pueblo.


Los ídolos desaparecerán por completo.


Dios es imponente en su santuario; el Dios de Israel le da poder y fuerza a su pueblo. ¡Alabado sea Dios!


¡Nuestro Dios es un Dios que salva! El Señor Soberano nos rescata de la muerte.


A este último grupo lo pasaré por el fuego y los haré puros. Los refinaré como se refina la plata y los purificaré como se purifica el oro. Invocarán mi nombre y yo les responderé. Les diré: “Este es mi pueblo”, y ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”».


Él dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones.


»Cuando los israelitas regresen a su patria, quitarán todo rastro de sus imágenes repugnantes y sus ídolos detestables.


De este modo, los israelitas aprenderán a no alejarse de mí y por tanto a no contaminarse con el pecado. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!’”».


para que obedezcan mis decretos y ordenanzas. Entonces, verdaderamente serán mi pueblo y yo seré su Dios.


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