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Ezequiel 34:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 No han cuidado de las débiles; no se han ocupado de las enfermas ni han vendado las heridas; no salieron a buscar a las descarriadas y perdidas. En cambio, las gobernaron con mano dura y con crueldad.

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Biblia Reina Valera 1960

4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 No han reanimado a la oveja agotada, no se han preocupado de la que estaba enferma, ni curado a la que estaba herida, ni han traído de vuelta a la que estaba extraviada ni buscado a la que estaba perdida. Y a las que eran fuertes, las han conducido en base al terror.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma, ni vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os enseñoreasteis de ellas con dureza y rigor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 No fortalecéis a las débiles, no curáis a las que están enfermas, no vendáis a las que están heridas, no traéis a las descarriadas, no buscáis a las perdidas, sino que las domináis con dureza y crueldad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no hicisteis volver la descarriada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia;

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Ezequiel 34:4
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor.


Buscaré a mis perdidas y las traeré sanas y salvas de regreso a casa. Vendaré a las heridas y fortaleceré a las débiles. Sin embargo, destruiré a las gordas y poderosas; ¡a ellas también les daré de comer, pero juicio!


sino solo al pueblo de Israel, las ovejas perdidas de Dios.


Por lo tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y fortalezcan sus rodillas debilitadas.


pero eso no significa que queramos dominarlos al decirles cómo poner en práctica su fe. Queremos trabajar junto con ustedes para que estén llenos de alegría, porque es por medio de su propia fe que se mantienen firmes.


¿No hay medicina en Galaad? ¿No hay un médico allí? ¿Por qué no hay sanidad para las heridas de mi pueblo?


y comienza a golpear a los otros sirvientes, a parrandear y a emborracharse?


Pero los agricultores agarraron a los siervos, golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero.


Y el Señor dice: «¡Qué aflicción le espera a Joacim, que edifica su palacio con trabajo forzado! Construye las paredes a base de injusticia, porque obliga a sus vecinos a trabajar, y no les paga por su trabajo.


Pues los líderes de mi pueblo, los guardianes del Señor, sus pastores, son ciegos e ignorantes. Son como perros guardianes silenciosos que no advierten cuando viene el peligro. Les encanta estar echados, durmiendo y soñando.


Muestra tu temor a Dios al no tratarlos con dureza.


¿Por qué buscar más castigo? ¿Se rebelarán para siempre? Tienen la cabeza herida y el corazón angustiado.


Pero él responderá: «¡No! No puedo ayudarlos. No tengo comida ni ropa que me sobre; ¡no me pongan al mando!».


Él merodeaba entre los demás leones y se destacaba por su fuerza. Aprendió a cazar la presa y a devorarla, y también él llegó a alimentarse de carne humana.


Derribó fortalezas y destruyó sus aldeas y ciudades. Las granjas quedaron devastadas, y las cosechas, destruidas. La tierra y sus habitantes temblaban de miedo cuando lo oían rugir.


Lo arrastraron con ganchos, lo encerraron en una jaula y lo llevaron ante el rey de Babilonia. Lo mantuvieron cautivo, para que nunca más se oyera su voz en los montes de Israel.


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