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Ezequiel 30:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 En ese tiempo enviaré veloces mensajeros por barco para aterrorizar a los tan confiados etíopes. Un gran pánico se apoderará de ellos el día de la indudable destrucción de Egipto. ¡Espérenlo! ¡Sin falta, llegará!

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Biblia Reina Valera 1960

9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en naves, para espantar a Etiopía la confiada, y tendrán espanto como en el día de Egipto; porque he aquí viene.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Irán mensajeros hasta Kuch, allá se pondrán todos a temblar al saber de su caída: ese día ya viene.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 En aquel tiempo saldrán de delante de mí mensajeros en naves, para espantar a la confiada Etiopía, y la angustia vendrá sobre ellos como en el día de Egipto, porque he aquí viene.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 'Aquel día saldrán mensajeros de mi parte, en naves, para difundir el terror en la confiada Etiopía; y habrá pánico entre ellos el día de Egipto, porque he aquí que ya llega.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 En aquel tiempo saldrán mensajeros de delante de mí en navíos, para espantar a Etiopía la confiada, y tendrán espanto como en el día de Egipto; porque he aquí viene.

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Ezequiel 30:9
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando en Egipto oigan la noticia acerca de Tiro, habrá gran dolor.


Esta es la ruidosa ciudad que un día fue tan segura. «¡Yo soy la más grande! —se jactaba—. ¡No hay otra ciudad que se compare conmigo!». Sin embargo, ahora, miren la ruina en la que se convirtió, un refugio de animales salvajes. Todo el que pase por allí se reirá con desdén y sacudirá su puño en señal de desafío.


«Ustedes, etíopes, también serán masacrados por mi espada», dice el Señor.


El Señor Soberano ha jurado por su propia santidad: «Llegará el día cuando ustedes serán llevadas con garfios enganchados en sus narices. ¡Hasta la última de ustedes será arrastrada lejos como un pez al anzuelo!


Haré llover fuego sobre Magog y sobre todos tus aliados que viven seguros en las costas. Entonces sabrán que yo soy el Señor.


Dirás: ‘¡Israel es un país sin protección, lleno de aldeas sin murallas! ¡Marcharé contra Israel y destruiré a su pueblo, que vive tan confiado!


Sin embargo, cuando les sucedan todas estas cosas terribles —que sin duda les sucederán—, entonces sabrán que hubo un profeta entre ellos».


Todos los habitantes de las costas se horrorizan de tu terrible destino. Los reyes están llenos de terror y lo ven con la cara retorcida de espanto.


Los gobernantes de las ciudades portuarias dejarán sus tronos y se quitarán las vestiduras reales y su hermosa ropa. Se sentarán en el suelo, temblando de terror a causa de tu destrucción.


»Levántense y ataquen a esta nación tan confiada —dice el Señor—. Su gente vive aislada en el desierto sin murallas ni puertas.


La tierra temblará con el ruido de la caída de Edom, y su grito de desesperación se oirá hasta el mar Rojo.


»Escucha esto, nación amante de los placeres, que vives cómodamente y te sientes segura. Tú dices: “Yo soy la única, y no hay otra. Nunca seré viuda ni perderé a mis hijos”.


Entonces los filisteos se llenarán de pánico, porque contaban con el poder de Etiopía y hacían alarde de los aliados que tenían en Egipto.


Entonces el Señor dijo: «Mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo durante los últimos tres años como señal: un símbolo de las terribles dificultades que haré caer sobre Egipto y Etiopía.


Tan solo pronunciar el nombre de Israel los aterrorizará, porque el Señor de los Ejércitos Celestiales ha trazado planes en contra de ellos.


Así que los cinco hombres siguieron hasta la ciudad de Lais, donde vieron que los habitantes llevaban una vida despreocupada, igual que los sidonios; eran pacíficos y vivían seguros. También eran ricos, porque su tierra era muy fértil. Además vivían a gran distancia de Sidón y no tenían ningún aliado cerca.


Pues ustedes saben muy bien que el día del regreso del Señor llegará inesperadamente, como un ladrón en la noche.


»¡Yo, el Señor, he hablado! Ha llegado la hora y no me contendré. No cambiaré de parecer ni tendré compasión de ti. Serás juzgada por tus acciones perversas, dice el Señor Soberano».


Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y este se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará.


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