También edificó estructuras sobre las murallas de Jerusalén, diseñadas por expertos para proteger a los que disparaban flechas y lanzaban grandes piedras desde las torres y las esquinas de la muralla. Su fama se extendió por todas partes porque el Señor le dio maravillosa ayuda, y llegó a ser muy poderoso.
El presagio en su mano derecha le indica: “¡Jerusalén!”. Sus soldados irán con arietes contra las puertas de la ciudad, pidiendo a gritos la masacre. Levantarán torres de asalto y construirán rampas contra las murallas.
Las patas de sus caballos ahogarán de polvo la ciudad y el estruendo de las ruedas de los carros de guerra y sus conductores hará temblar tus murallas cuando entren por tus puertas derrumbadas.