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Ezequiel 24:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »”Ahora bien, esto dice el Señor Soberano: ¡qué aflicción le espera a Jerusalén, ciudad de asesinos! Ella es una olla de cocina cuya corrupción no puede limpiarse. Saca los trozos de carne al azar, porque ningún pedazo es mejor que otro.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Y ahora, esto dice Yavé: '¡Ay de la ciudad sanguinaria! Es una olla oxidada y el óxido no sale, vacíala pieza por pieza sin elegir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pues así dice Adonay YHVH: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, de la olla cuya inmundicia está adentro, Cuyo verdín no sale de ella! Saca pues trozo a trozo, Y no eches suerte sobre ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Porque así dice el Señor Yahveh: '¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla que tiene cardenillo, cardenillo que no se le va! Saca afuera trozo a trozo, sin echarlos a suertes.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Por tanto, así dice el Señor Jehová: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, de la olla enmohecida, y cuyo moho no salió de ella! Por sus piezas, por sus piezas sácala; no caiga suerte sobre ella.

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Ezequiel 24:6
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«Hijo de hombre, ¿estás listo para juzgar a Jerusalén? ¿Estás preparado para juzgar a esta ciudad de asesinos? Denuncia públicamente sus pecados detestables


¡Qué aflicción le espera a Nínive, la ciudad de crímenes y mentiras! Está saturada de riquezas y nunca le faltan víctimas.


Sin embargo, Tebas cayó y su gente fue llevada cautiva y sus bebés fueron estrellados contra las piedras de las calles hasta morir. Los soldados tiraban los dados para quedarse con los oficiales egipcios como sirvientes. Ataron con cadenas a todos sus líderes.


La gente que sigue a Dios ha desaparecido; no queda ni una sola persona honrada sobre la tierra. Son todos asesinos; les tienden trampas hasta a sus propios hermanos.


Cuando tus parientes fueron invadidos, te mantuviste al margen y te negaste a ayudarlos. Los invasores se llevaron su riqueza y echaron suertes para repartirse Jerusalén, pero tú actuaste como un enemigo de Israel.


Tus líderes son como lobos que despedazan a sus víctimas. ¡En realidad destruyen vidas a cambio de dinero!


quien había llenado Jerusalén con sangre inocente. El Señor no perdonaba eso.


La sangre de los profetas y del pueblo santo de Dios corrió en tus calles, junto con la sangre de gente masacrada por todo el mundo».


Pude ver que ella estaba borracha, borracha de la sangre del pueblo santo de Dios, es decir, los que testificaron de Jesús. Me quedé mirándola totalmente asombrado.


Como consecuencia, se les hará responsables del asesinato de toda la gente justa de todos los tiempos, desde el asesinato del justo Abel hasta el de Zacarías, hijo de Berequías, a quien mataron en el templo, entre el santuario y el altar.


Entonces la tripulación echó suertes para ver quién había ofendido a los dioses y causado tan terrible tempestad. Cuando lo hicieron, la suerte señaló a Jonás como el culpable.


Tiraron los dados para decidir quiénes de mi pueblo serían sus esclavos. Canjearon niños por prostitutas y vendieron niñas por tan solo suficiente vino para emborracharse.


»”Esto dice el Señor Soberano: ¡Qué aflicción le espera a Jerusalén, ciudad de asesinos! Yo mismo amontonaré leña debajo de ella.


Por todas partes hay asesinos a sueldo, prestamistas usureros y extorsionistas. Ni siquiera piensan en mí ni en mis mandatos, dice el Señor Soberano.


No, esta ciudad no será una olla de hierro para ustedes ni estarán a salvo como la carne dentro de ella. Los juzgaré, incluso hasta las fronteras de Israel,


Los fuelles soplan las llamas con furor para quemar la corrupción. Pero no los purifica, ya que su perversidad permanece.


Manasés también asesinó a mucha gente inocente, a tal punto que Jerusalén se llenó de sangre inocente de un extremo a otro. Eso fue además del pecado que hizo cometer a los habitantes de Judá, al inducirlos a hacer lo malo a los ojos del Señor.


David también conquistó la tierra de Moab. Hizo que la gente se acostara en el suelo en una fila y con una soga los midió y los separó por grupos. Ejecutó dos grupos por cada grupo que dejó con vida. Los moabitas a quienes se les perdonó la vida, se convirtieron en súbditos de David y tuvieron que pagarle tributo.


Luego Josué dijo: «Quiten las rocas que cubren la abertura de la cueva y tráiganme a los cinco reyes».


Estas calamidades le sucedieron a Judá por orden del Señor. Él había decidido expulsar a Judá de su presencia debido a los muchos pecados de Manasés,


Le dicen al pueblo: “¿Acaso no es un buen momento para construir casas? Esta ciudad es como una olla de hierro. Aquí adentro estamos a salvo, como la carne en la olla”.


y dale este mensaje de parte del Señor Soberano: “Ciudad de asesinos, condenada y maldita —ciudad de ídolos, inmunda y repugnante—


Luego transmíteles a esos rebeldes, mediante una ilustración, este mensaje de parte del Señor Soberano: »“Pon una olla al fuego y échale un poco de agua.


Cada persona tendrá una pala entre sus herramientas. Cuando vayas a hacer tus necesidades, cava un hoyo con la pala y luego cubre el excremento.


Por más jabón o lejía que te pongas, no puedes limpiarte. Aún puedo ver la mancha de tu culpa. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!


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