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Ezequiel 22:12 - Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Por todas partes hay asesinos a sueldo, prestamistas usureros y extorsionistas. Ni siquiera piensan en mí ni en mis mandatos, dice el Señor Soberano.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí, dice Jehová el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Dentro de ti, se condena a muerte por dinero, prestan a interés y cobran comisiones. Despojas brutalmente a tu prójimo, y me has olvidado, palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 En ti se admite el soborno para derramar sangre. Prestas a usura, te lucras con ganancias mal habidas, defraudas con violencia a tu prójimo, y a mí me tienes olvidado, dice Adonay YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 En ti se acepta soborno para derramar sangre; exiges interés y usura; explotas a tus prójimos con violencia, y a mí me olvidas' -oráculo del Señor Yahveh.'

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí, dice el Señor Jehová.

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Ezequiel 22:12
40 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

»Y porque te olvidaste de mí y me diste la espalda, esto dice el Señor Soberano: tendrás que sufrir las consecuencias de toda tu lascivia y de tu prostitución».


“Maldito todo el que acepte un pago para matar a un inocente”. Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.


y presta dinero con intereses excesivos. ¿Acaso debería vivir ese pecador? ¡No! Tiene que morir y asumir toda la culpa.


Presta dinero sin cobrar interés, se mantiene lejos de la injusticia, es honesto e imparcial al juzgar a otros


¿Se olvida una joven de sus joyas, o una recién casada de su vestido de bodas? Sin embargo, año tras año, mi pueblo se ha olvidado de mí.


Se olvidaron de Dios, su salvador, quien había realizado tantas grandezas en Egipto:


Los que prestan dinero sin cobrar intereses y no aceptan sobornos para mentir acerca de un inocente. Esa gente permanecerá firme para siempre.


»No cobres intereses por los préstamos que le hagas a otro israelita, sea que le prestes dinero, alimento o cualquier otra cosa.


Por ninguna razón tuerzas la justicia ni muestres parcialidad. Jamás aceptes un soborno, porque el soborno nubla los ojos del sabio y corrompe las decisiones de los íntegros.


¡Qué aflicción les espera! Pues siguen los pasos de Caín, quien mató a su hermano. Al igual que Balaam, engañan a la gente por dinero; y, como Coré, perecen en su propia rebelión.


No debe emborracharse ni ser violento. Debe ser amable, no debe buscar pleitos ni amar el dinero.


o son ladrones o avaros o borrachos o insultan o estafan a la gente: ninguno de esos heredará el reino de Dios.


Lo que quise decir es: no se relacionen con ninguno que afirma ser creyente y aun así se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a ídolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente.


Mientras tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo: —Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más.


El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración: “Te agradezco, Dios, que no soy como otros: tramposos, pecadores, adúlteros. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos!


Él les contestó: —No recauden más impuestos de lo que el gobierno requiere.


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! ¡Pues se cuidan de limpiar la parte exterior de la taza y del plato pero ustedes están sucios por dentro, llenos de avaricia y se permiten todo tipo de excesos!


»¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues le cierran la puerta del reino del cielo en la cara a la gente. Ustedes no entrarán ni tampoco dejan que los demás entren.


Se escuchan voces en las alturas de las montañas desoladas, el llanto y las súplicas del pueblo de Israel. Pues han escogido caminos torcidos y se han olvidado del Señor su Dios.


Como perros glotones, nunca quedan satisfechos. Son pastores ignorantes; cada uno va por su propio camino y busca ganancias personales.


Tus líderes son rebeldes, compañeros de ladrones. A todos ellos les encantan los sobornos y exigen que se los den, pero se niegan a defender la causa de los huérfanos y a luchar por los derechos de las viudas.


Así terminan todos los que codician el dinero; esa codicia les roba la vida.


Después de pensarlo bien, denuncié a esos nobles y a los funcionarios y les dije: «¡Ustedes perjudican a sus propios parientes al cobrar intereses cuando les piden dinero prestado!». Entonces convoqué a una reunión pública para tratar el problema.


En esos días, algunos de los hombres y sus esposas elevaron una protesta contra sus hermanos judíos.


Descuidaste la Roca que te engendró; te olvidaste del Dios que te dio la vida.


»No defraudes ni le robes a tu prójimo. »No retengas hasta el día siguiente el salario de tus obreros contratados.


Haré que mi pueblo vuelva a transitarlos y ustedes formarán parte de su territorio. Nunca más privarán ustedes a mi pueblo de sus hijos.


Recuerda, no le cobres intereses sobre el dinero que le prestes ni obtengas una ganancia con los alimentos que le vendas.


¿Por qué? Porque te has apartado del Dios que puede salvarte. Te has olvidado de la Roca que puede esconderte. Así que tal vez plantes las mejores vides e importes los tallos más costosos.


Desde el menos importante hasta el más importante, sus vidas están dominadas por la avaricia. Desde los profetas hasta los sacerdotes, todos son unos farsantes.


¡Si tan solo mi cabeza fuera una laguna y mis ojos una fuente de lágrimas, lloraría día y noche por mi pueblo que ha sido masacrado!


¡Escuchen esto, ustedes que roban al pobre y pisotean al necesitado!


Y el grano que venden lo mezclan con los deshechos barridos del piso. Por una moneda de plata o un par de sandalias, convierten en esclavos a los pobres.


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