Ezequiel 21:28 - Biblia Nueva Traducción Viviente28 »Ahora, hijo de hombre, profetiza sobre los amonitas y sus burlas. Dales el siguiente mensaje de parte del Señor Soberano: »“Una espada, una espada se desenvainó para tu masacre. Está pulida para destruir, ¡y destella como un rayo! សូមមើលជំពូកកំណែច្រើនទៀតBiblia Reina Valera 196028 Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor acerca de los hijos de Amón, y de su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada está desenvainada para degollar; para consumir está pulida con resplandor. សូមមើលជំពូកBiblia Católica (Latinoamericana)28 Los habitantes de Jerusalén no lo pueden creer, pero el rey de Babilonia no se ha olvidado de su infidelidad y se lo hará pagar. សូមមើលជំពូកLa Biblia Textual 3a Edicion28 Y tú, hijo de hombre, profetiza y di: Así dice Adonay YHVH contra los hijos de Amón y contra sus ultrajes. Diles: ¡Espada, espada! ¡Desenvainada estás para la matanza, Bruñida, para centellear en el degüello! សូមមើលជំពូកBiblia Serafín de Ausejo 197528 Para ellos se trata de una adivinación falsa, pues cuentan con juramentos solemnes. Pero él recuerda su iniquidad y los apresará'. សូមមើលជំពូកBiblia Reina Valera Gómez (2023)28 Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice el Señor Jehová sobre los hijos de Amón, y su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada está desenvainada para degollar, para consumir; pulida con resplandor. សូមមើលជំពូក |
Pues este es el día del Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, día para vengarse de sus enemigos. La espada devorará hasta quedar satisfecha, ¡sí, hasta que se emborrache de la sangre de ustedes! El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, recibirá hoy un sacrificio en la tierra del norte, junto al río Éufrates.
Entonces el Señor mandó al rey de Babilonia contra ellos. Los babilonios mataron a los hombres jóvenes de Judá, y los persiguieron incluso dentro del templo. No tuvieron compasión de la gente, y mataron tanto a los jóvenes como a las muchachas, a los ancianos y a los débiles. Dios los entregó a todos en manos de Nabucodonosor.