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Ezequiel 20:35 - Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Te llevaré al desierto de las naciones y allí te juzgaré cara a cara.

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Biblia Reina Valera 1960

35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Los llevaré al desierto y allí los juzgaré cara a cara.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 y os llevaré al desierto de los pueblos, para allí litigar con vosotros cara a cara.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 os llevaré al desierto de los pueblos y me presentaré en juicio contra vosotros cara a cara.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí entraré en juicio con vosotros cara a cara.

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Ezequiel 20:35
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«Pero luego volveré a conquistarla. La llevaré al desierto y allí le hablaré tiernamente.


Te juzgaré tal como hice con tus antepasados en el desierto después de sacarlos de Egipto, dice el Señor Soberano.


Ahora la vid está trasplantada en el desierto, donde el suelo es duro y reseco.


Arrojaré mi red sobre él y lo capturaré en mi trampa. Lo llevaré a Babilonia y lo juzgaré por haberme traicionado.


Aun así dices: “No he hecho nada malo. ¡Seguro que Dios no está enojado conmigo!”; pero ahora te castigaré severamente porque afirmas no haber pecado.


pero a ella se le dieron dos alas como las de una gran águila para que pudiera volar al lugar que se había preparado para ella en el desierto. Allí sería cuidada y protegida lejos del dragón durante un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo.


Retuérzanse y giman como una mujer con dolores de parto, ustedes, habitantes de Jerusalén, porque ahora tendrán que salir de esta ciudad para vivir en campos abiertos. Pronto serán enviados al destierro a la lejana Babilonia. Pero allí el Señor los rescatará; él los redimirá de las garras de sus enemigos.


¡Escucha la palabra del Señor, oh pueblo de Israel! El Señor ha presentado cargos en tu contra, diciendo: «No hay fidelidad, ni bondad ni conocimiento de Dios en tu tierra.


Te castigaré a ti y a tus ejércitos con enfermedades y derramamiento de sangre; ¡enviaré lluvias torrenciales, granizo, fuego y azufre ardiente!


Al cabo de mucho tiempo, recibirás la orden de entrar en combate. En un futuro lejano, caerás en picada sobre la tierra de Israel, la cual estará disfrutando de paz, después de haberse recuperado de la guerra y luego de que su gente haya regresado de otras tierras hacia los montes de Israel.


Su grito de juicio llegará hasta los confines de la tierra, porque el Señor presentará su caso contra todas las naciones. Él juzgará a todos los habitantes de la tierra, y matará con la espada a los perversos. ¡Yo, el Señor, he hablado!”».


Por lo tanto, presentaré mi acusación en su contra —dice el Señor—. Aun presentaré cargos contra los hijos de sus hijos en los años venideros.


Ahora, permanezcan aquí en silencio delante del Señor mientras les recuerdo todas las grandes cosas que el Señor ha hecho por ustedes y por sus antepasados.


Levántate, oh Dios, y defiende tu causa; recuerda cómo te insultan estos necios todo el día.


El Señor se presenta para pronunciar juicio sobre los ancianos y los gobernantes de su pueblo: «Ustedes han destruido a Israel, mi viñedo. Sus casas están llenas de cosas robadas a los pobres.


Esto dice el Señor: »Los que sobrevivan de la destrucción venidera encontrarán bendiciones aun en las tierras áridas, porque al pueblo de Israel le daré descanso».


Al llegar ese día —dice el Señor—, me llamarás “esposo mío” en vez de “mi señor”.


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