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Ezequiel 20:32 - Biblia Nueva Traducción Viviente

32 »”Tú dices: ‘Queremos ser como las naciones que nos rodean, que sirven a ídolos de madera y de piedra’; pero eso que piensas nunca sucederá.

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Biblia Reina Valera 1960

32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Ustedes sueñan con ser como los paganos, vivir como se acostumbra en los países extranjeros en los que se adoran los palos y las piedras; pero eso no sucederá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Pero tampoco se realizarán los planes que estáis pensando, cuando decís: Seamos como otras naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 ni se realizará jamás lo que os viene a la mente cuando pensáis: 'Seremos como las naciones, como las tribus de los otros países, que adoran el leño y la piedra'.'

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las familias de las tierras, que sirven a la madera y a la piedra.

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Ezequiel 20:32
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces vino sobre mí el Espíritu del Señor, y me ordenó que dijera: «Esto dice el Señor a los habitantes de Israel: “Yo sé lo que ustedes hablan, porque conozco cada pensamiento que les viene a la mente.


Haremos lo que se nos antoje. Quemaremos incienso y derramaremos ofrendas líquidas a la reina del cielo tanto como nos guste, tal como nosotros, nuestros antepasados, nuestros reyes y funcionarios han hecho siempre en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. ¡Pues en aquellos días teníamos comida en abundancia, estábamos bien económicamente y no teníamos problemas!


Sin embargo, los que no murieron en esas plagas aun así rehusaron arrepentirse de sus fechorías y volverse a Dios. Siguieron rindiendo culto a demonios y a ídolos hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera, ¡ídolos que no pueden ni ver ni oír ni caminar!


Mientras bebían en las copas, rindieron culto a sus ídolos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.


Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos, aun cuando me encuentro lejos.


Allí, en tierra extraña, rendirán culto a ídolos hechos de madera y de hierro, a dioses que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.


No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.


»”Esto dice el Señor Soberano: en ese tiempo, te vendrán a la mente malos pensamientos y tramarás una estrategia perversa.


¿Quién puede ordenar que algo suceda sin permiso del Señor?


»”Esta es la prueba que les doy —dice el Señor— de que se cumplirán todas mis amenazas y de que aquí en esta tierra los castigaré”.


Han arrojado al fuego los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran solo ídolos de madera y de piedra, formados por manos humanas.


«Mira, Samuel —le dijeron—, ya eres anciano y tus hijos no son como tú. Danos un rey para que nos juzgue así como lo tienen las demás naciones».


Tú viste las prácticas detestables de esas naciones y sus ídolos de madera, de piedra, de plata y de oro.


Pues el Señor te dispersará por todas las naciones, desde un extremo de la tierra hasta el otro. Allí rendirás culto a dioses ajenos que ni tú ni tus antepasados conocían, ¡dioses de madera y de piedra!


»El Señor te desterrará junto con tu rey, te hará vivir en una nación que ni tú ni tus antepasados conocían. Allí, en el destierro, ¡rendirás culto a dioses de madera y de piedra!


Puedes hacer todos los planes que quieras, pero el propósito del Señor prevalecerá.


¿Cuándo dejarás de correr? ¿Cuándo desistirás de jadear tras otros dioses? Pero tú dices: “Ahórrate tus palabras. ¡Estoy enamorada de estos dioses ajenos, y no puedo dejar de amarlos!”.


El Señor frustra los planes de las naciones y hace fracasar todas sus intrigas.


¡Piden consejo a un trozo de madera! ¡Creen que un palo puede decirles el futuro! El deseo de ir tras los ídolos los ha vuelto necios. Se prostituyeron sirviendo a otros dioses y abandonando a su Dios.


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