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Ezequiel 2:1 - Biblia Nueva Traducción Viviente

1 «Levántate, hijo de hombre —dijo la voz—, quiero hablarte».

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Biblia Reina Valera 1960

1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Me dijo: 'Hijo de hombre, ponte de pie, te voy a hablar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Me dijo: 'Hijo de hombre, ponte de pie, que voy a hablarte'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Y me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

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Ezequiel 2:1
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces el hombre me dijo: «Daniel, eres muy precioso para Dios, así que presta mucha atención a lo que tengo que decirte. Ponte de pie, porque me enviaron a ti». Cuando me dijo esto, me levanté, todavía temblando.


»Ahora, hijo de hombre, toma un ladrillo grande de barro y ponlo en el suelo, delante de ti. Luego dibuja en él un mapa de la ciudad de Jerusalén y


«Hijo de hombre, te he puesto como centinela para Israel. Cada vez que recibas un mensaje mío, adviértele a la gente de inmediato.


»Hijo de hombre, toma una espada afilada y úsala como navaja para afeitarte la cabeza y la barba. Toma una balanza y pesa el cabello en tres partes iguales.


Luego me dijo: «Hijo de hombre, ve a los israelitas y dales mis mensajes.


La voz me dijo: «Hijo de hombre, come lo que te doy, ¡cómete este rollo! Luego ve y transmite el mensaje a los israelitas».


Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.


Ahora, ¡levántate! Pues me aparecí ante ti para designarte como mi siervo y testigo. Dile a la gente que me has visto y lo que te mostraré en el futuro.


»Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Nadie jamás fue al cielo y regresó, pero el Hijo del Hombre bajó del cielo.


Entonces Jesús se les acercó y los tocó. «Levántense —les dijo—, no tengan miedo».


—No tengas miedo —dijo—, porque eres muy precioso para Dios. ¡Que tengas paz, ánimo y fuerza! Mientras me decía estas palabras, de pronto me sentí más fuerte y le dije: —Por favor, háblame, señor mío, porque me has fortalecido.


Cuando Gabriel se acercó al lugar donde yo estaba, me aterroricé tanto que caí rostro en tierra. «Hijo de hombre —me dijo—, debes comprender que los sucesos que has visto en tu visión tienen que ver con el tiempo del fin».


Luego me preguntó: —Hijo de hombre, ¿podrán estos huesos volver a convertirse en personas vivas? —Oh Señor Soberano —respondí—, solo tú sabes la respuesta.


«Hijo de hombre, diles a los líderes de Israel: “Esto dice el Señor Soberano: ‘¿Cómo se atreven a venir a pedirme un mensaje? ¡Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, que no les diré nada!’”.


«Hijo de hombre, propón este enigma y cuenta este relato a los israelitas.


«Hijo de hombre, enfrenta a Jerusalén con sus pecados detestables.


«Hijo de hombre, ¿cómo se compara una vid con un árbol? ¿Es la madera de una vid tan útil como la de un árbol?


«Hijo de hombre, supongamos que los habitantes de un país pecaran contra mí y yo alzara mi puño para aplastarlos al cortarles la provisión de alimento y al hacerles pasar un hambre que destruyera tanto a personas como a animales.


«Hijo de hombre, estos líderes han levantado ídolos en su corazón. Se han entregado a cosas que los harán caer en pecado. ¿Por qué habría de escuchar sus peticiones?


«Hijo de hombre, profetiza contra los falsos profetas de Israel que inventan sus propias profecías. Diles: “Escuchen la palabra del Señor.


»De modo que ahora, hijo de hombre, haz como si te enviaran al destierro. Prepara tu equipaje con las pocas pertenencias que podría llevarse un desterrado y sal de tu casa para ir a otro lugar. Hazlo a la vista de todos para que te vean. Pues quizás presten atención a eso, por muy rebeldes que sean.


«Hijo de hombre, esto dice el Señor Soberano a Israel: »¡Ya llegó el fin! Dondequiera que mires —al oriente, al occidente, al norte o al sur— tu tierra está acabada.


Luego agregó: «Hijo de hombre, que todas mis palabras penetren primero en lo profundo de tu corazón. Escúchalas atentamente para tu propio bien.


Hijo de hombre, presta atención a lo que te digo. No seas rebelde como ellos. Abre la boca y come lo que te doy».


»Hijo de hombre, no tengas miedo ni de ellos ni de sus palabras. No temas, aunque sus amenazas te rodeen como ortigas, zarzas y escorpiones venenosos. No te desanimes por sus ceños fruncidos, por muy rebeldes que ellos sean.


¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos, los seres humanos para que de ellos te ocupes?


«Hijo de hombre —me dijo—, te envío a la nación de Israel, un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han puesto en mi contra hasta el día de hoy.


Lo rodeaba un halo luminoso, como el arco iris que brilla entre las nubes en un día de lluvia. Así se me presentó la gloria del Señor. Cuando la vi, caí con rostro en tierra, y oí la voz de alguien que me hablaba.


Me dijo: «Hijo de hombre, observa y escucha. Presta mucha atención a todo lo que te voy a mostrar. Te he traído aquí para enseñarte muchas cosas. Después regresarás y le contarás al pueblo de Israel todo lo que has visto».


Luego me dijo: «Hijo de hombre, esto dice el Señor Soberano: cuando se construya el altar, estas serán las ordenanzas para quemar las ofrendas y rociar la sangre.


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