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Ezequiel 18:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Es un acreedor compasivo, no se queda con objetos entregados en garantía por deudores pobres. No les roba a los pobres, más bien, les da de comer a los hambrientos y les da ropa a los necesitados.

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Biblia Reina Valera 1960

7 ni oprimiere a ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que no cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo con vestido,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 no ensucia a la mujer de su prójimo ni se acerca a una mujer durante su regla; no oprime a nadie,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 que no explota a nadie, y al deudor le devuelve la prenda empeñada, y no comete robo, y da de su pan al hambriento, y cubre con su vestido al desnudo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 no oprime a nadie, devuelve la prenda que tiene por una deuda, no roba, da su pan al hambriento y cubre con un vestido al desnudo,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 ni ha oprimido a ninguno; sino que ha restituido su prenda al deudor, no ha despojado a nadie con violencia, ha dado de su pan al hambriento, y ha cubierto con ropa al desnudo,

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Ezequiel 18:7
61 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

No explota a los pobres, más bien, es justo con los deudores y no les roba. Da de comer a los hambrientos y da ropa a los necesitados.


oprime a los pobres e indefensos, roba a los deudores al negarles que recuperen sus garantías, rinde culto a ídolos, comete pecados detestables


Si tomas el abrigo de tu prójimo como garantía por un préstamo, se lo devolverás antes de la puesta del sol.


Por ejemplo, podrían devolverle la garantía a un deudor, restituir lo que habían robado y obedecer mis leyes que dan vida dejando de hacer lo malo; si así lo hacen, entonces de cierto vivirán y no morirán.


Juan contestó: —Si tienes dos camisas, da una a los pobres. Si tienes comida, comparte con los que tienen hambre.


»Mi pueblo ha olvidado cómo hacer lo correcto —dice el Señor—. Sus fortalezas están llenas de riquezas obtenidas por el robo y la violencia.


En sus festivales religiosos están a sus anchas usando la ropa que sus deudores dejaron en garantía. En la casa de sus dioses beben vino comprado con dinero de multas injustas.


Sin embargo, el padre morirá por todos sus pecados: por haber sido cruel, por robar a la gente y hacer lo que es indudablemente incorrecto en medio de su pueblo.


»En ese día, yo los pondré a juicio. Estoy ansioso por dar testimonio contra todos los hechiceros, los adúlteros y los mentirosos. Declararé en contra de los que estafan a sus empleados con sus sueldos, de los que oprimen a viudas y huérfanos o privan de justicia a los extranjeros que viven entre ustedes, porque gente que hace estas cosas no me teme», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Sí, castigaré a los que toman parte en cultos paganos y a los que llenan las casas de sus amos con violencia y engaño.


Sin embargo, ustedes mismos son los que odian lo bueno y aman lo malo. Despellejan vivo a mi pueblo y le arrancan la carne de sus huesos.


¡Qué aflicción les espera a ustedes que despiertan en la noche, tramando planes malvados! Se levantan al amanecer y se apuran a realizarlos, solo porque tienen el poder para hacerlo.


No quieren pensar en el desastre que viene, pero sus acciones solo acercan más el día del juicio.


»Prepara cadenas para mi pueblo, porque la tierra está ensangrentada por crímenes terribles. Jerusalén está llena de violencia.


Esto dice el Señor: ‘Sean imparciales y justos. ¡Hagan lo que es correcto! Ayuden a quienes han sufrido robos; rescátenlos de sus opresores. ¡Abandonen sus malas acciones! No maltraten a los extranjeros, ni a los huérfanos ni a las viudas. ¡Dejen de matar al inocente!


Los que son honestos y justos, los que se niegan a obtener ganancias por medio de fraudes, los que se mantienen alejados de los sobornos, los que se niegan a escuchar a los que traman asesinatos, los que cierran los ojos para no ceder ante la tentación de hacer el mal:


La nación de Israel es la viña del Señor de los Ejércitos Celestiales. El pueblo de Judá es su agradable huerto. Él esperaba una cosecha de justicia, pero, en cambio, encontró opresión. Esperaba encontrar rectitud, pero, en cambio, oyó gritos de violencia.


Aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia y ayuden a los oprimidos. Defiendan la causa de los huérfanos y luchen por los derechos de las viudas.


Al que ayuda al pobre no le faltará nada, en cambio, los que cierran sus ojos ante la pobreza serán maldecidos.


Los ingresos que se obtienen por cobrar altos intereses terminarán en el bolsillo del que trata bien a los pobres.


Quienes oprimen a los pobres insultan a su Creador, pero quienes los ayudan lo honran.


No envidies a las personas violentas ni imites su conducta.


Comparten con libertad y dan con generosidad a los necesitados; sus buenas acciones serán recordadas para siempre. Ellos tendrán influencia y recibirán honor.


La luz brilla en la oscuridad para los justos; son generosos, compasivos y rectos.


¡Qué alegría hay para los que tratan bien a los pobres! El Señor los rescata cuando están en apuros.


»Los malvados, a la viuda le arrebatan del pecho a su hijo, y toman al bebé como garantía de un préstamo.


Los malos le quitan el burro al huérfano y a la viuda le exigen el buey como garantía por un préstamo.


»Por ejemplo, debes haber prestado dinero a tu amigo y le exigiste alguna prenda como garantía. Sí, lo dejaste desnudo.


»Debes actuar con justicia con los huérfanos y con los extranjeros que vivan en tu tierra, y nunca aceptes la ropa de una viuda como garantía por su deuda.


»No tuerzas la justicia en asuntos legales al favorecer al pobre ni al ser parcial con el rico y poderoso. Siempre juzga con imparcialidad a las personas.


»No oprimas a los extranjeros. Tú sabes lo que es ser extranjero, porque tú también fuiste extranjero en la tierra de Egipto.


Esto es lo que dice el Señor: «¡Los habitantes de Israel han pecado una y otra vez y no permitiré que queden sin castigo! Venden por dinero a la gente honrada y a los pobres por un par de sandalias.


»Cuando hagas un acuerdo con tu vecino para comprar o para vender alguna propiedad, no se aproveche el uno del otro.


»No defraudes ni le robes a tu prójimo. »No retengas hasta el día siguiente el salario de tus obreros contratados.


Los pecados de Sodoma eran el orgullo, la glotonería y la pereza, mientras que afuera sufrían los pobres y los necesitados.


»”Rey Nabucodonosor, por favor, acepte mi consejo. Deje de pecar y haga lo correcto. Apártese de su perverso pasado y sea compasivo con los pobres. Quizá, entonces, pueda seguir prosperando”.


»Si prestas dinero a cualquiera de mi pueblo que pase necesidad, no le cobres interés como acostumbran hacer los prestamistas.


Yo mismo, al igual que mis hermanos y mis trabajadores, he estado prestando dinero y grano al pueblo, pero ahora dejemos de cobrarles intereses.


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