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Ezequiel 18:4 - Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues todos los seres humanos son míos para juzgar, los padres y los hijos por igual. Esta es mi regla: la persona que peque es la que morirá.

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Biblia Reina Valera 1960

4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Porque todas las vidas me pertenecen, tanto la vida del hijo como la del padre, y el que peca, ése morirá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Sabedlo: todas las almas son mías. Como el alma del padre, así el alma del hijo es mía. El alma que pecare, ésa morirá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Mirad que todas las vidas son mías; tanto la vida del padre como la vida del hijo son mías: el que peque, ése morirá'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.

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Ezequiel 18:4
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

La persona que peque es la que morirá. El hijo no será castigado por los pecados del padre ni el padre será castigado por los pecados del hijo. Los justos serán recompensados por su propia conducta recta y las personas perversas serán castigadas por su propia perversidad.


Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.


Pero Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra y rogaron: —¡Oh Dios, tú eres el Dios que da aliento a todas las criaturas! ¿Tienes que enojarte con todo el pueblo cuando solo un hombre peca?


Ya que respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre?


Este mensaje vino del Señor con respecto al destino de Israel: «El siguiente mensaje es del Señor, quien extendió los cielos, puso los cimientos de la tierra y formó el espíritu humano.


pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.


Dios, el Señor, creó los cielos y los extendió; creó la tierra y todo lo que hay en ella. Él es quien da aliento a cada uno y vida a todos los que caminan sobre la tierra. Y es él quien dice:


—Oh Señor, tú eres el Dios que da aliento a todas las criaturas. Por favor, nombra a un nuevo hombre como líder de la comunidad.


Sin embargo, no mató a los hijos de los asesinos porque obedeció el mandato del Señor que Moisés había escrito en el libro de la ley: «Los padres no tienen que morir por los pecados de sus hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de sus padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos».


Que vean con sus propios ojos su destrucción, y beban en abundancia del enojo del Todopoderoso.


Pues no pelearé contra ustedes para siempre; no estaré siempre enojado. Si lo estuviera, moriría toda la gente, sí, todas las almas que he creado.


Cada persona morirá por sus propios pecados, los que coman las uvas agrias serán los que tengan la boca fruncida.


Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, que dejarán de citar ese proverbio en Israel.


»Supongamos que cierto hombre es recto y hace lo que es justo y correcto.


Si yo anuncio que unos malvados de cierto morirán y tú no les dices que cambien su manera de vivir, entonces ellos morirán en sus pecados y te haré a ti responsable de su muerte.


»Los padres no deben morir por los pecados de los hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de los padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos.


Seguramente tus hijos pecaron contra él, y por eso el castigo estaba bien merecido;


Si les aviso a los perversos: “Ustedes están bajo pena de muerte”, pero tú no les das la advertencia, ellos morirán en sus pecados; y yo te haré responsable de su muerte.


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