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Ezequiel 14:13 - Biblia Nueva Traducción Viviente

13 «Hijo de hombre, supongamos que los habitantes de un país pecaran contra mí y yo alzara mi puño para aplastarlos al cortarles la provisión de alimento y al hacerles pasar un hambre que destruyera tanto a personas como a animales.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Hijo de hombre, imagínate un país que peca contra mí: es infiel y yo lo castigo; lo dejo sin pan, le envío el hambre para acabar con los animales y la gente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Hijo de hombre, cuando una tierra peque contra mí rebelándose pérfidamente, y Yo extienda mi mano sobre ella, y le quebrante el sustento del pan, y envíe en ella hambre, y corte de ella a hombres y bestias,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 'Hijo de hombre, si un país peca contra mí, cometiendo una infidelidad, y yo, extendiendo mi mano contra él, le rompo el bastón del pan y le envío un hambre que extermine de él a hombres y animales;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, entonces yo extenderé mi mano sobre ella y le quebrantaré el sustento de pan y enviaré en ella hambre, y cortaré de ella hombres y bestias;

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Ezequiel 14:13
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Luego me dijo: «Hijo de hombre, haré que escasee el alimento en Jerusalén. Tendrán que racionarlo con mucho cuidado y lo comerán con temor. El agua se racionará, gota a gota, y el pueblo la beberá afligido.


Destruiré su provisión de alimentos, al punto de que diez mujeres necesitarán un solo horno para preparar el pan de sus familias. Ellas racionarán el alimento por peso, y aunque coman, no se saciarán.


Haré que el país quede desolado porque mi pueblo me ha sido infiel. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».


»Ahora esto dice el Señor Soberano: ¡qué terrible será cuando estos cuatro castigos espantosos caigan sobre Jerusalén —guerra, hambre, animales salvajes y enfermedades— y destruyan a todos sus habitantes y a los animales!


»O supongamos que yo derramara mi furia y enviara una epidemia al país que matara tanto a personas como a animales.


»O supongamos que yo provocara guerra contra el país y mandara ejércitos enemigos para destruir tanto a personas como a animales.


»Haré que te lluevan las flechas mortales del hambre para destruirte. El hambre se volverá cada vez más terrible hasta que haya desaparecido la última migaja de alimento.


Se volverán a comprar y a vender terrenos en esta tierra de la que ahora ustedes dicen: “Ha sido arrasada por los babilonios, es una tierra desolada de donde la gente y los animales han desaparecido”.


La tierra se tambalea como un borracho; tiembla como una carpa en medio de una tormenta. Cae para no volver a levantarse, porque es muy pesada la culpa de su rebelión.


El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, les quitará a Jerusalén y a Judá todo aquello en lo que confían: hasta el último pedazo de pan y la última gota de agua;


pero hemos pecado y hemos hecho lo malo. Nos hemos rebelado contra ti y hemos despreciado tus mandatos y ordenanzas.


Por lo tanto, dice el Señor Soberano, alzaré mi puño de juicio contra Edom. Exterminaré a sus habitantes y a sus animales a filo de espada. Convertiré en una tierra baldía el territorio desde Temán hasta Dedán.


»Por lo tanto, hijo de hombre, dale este mensaje al pueblo de Israel de parte del Señor Soberano: “Tus antepasados siguieron blasfemando y traicionándome,


Me contestó: —Los pecados del pueblo de Israel y Judá son muy, pero muy grandes. La tierra está llena de homicidios; la ciudad está colmada de injusticia. Ellos dicen: “¡El Señor no lo ve! ¡El Señor ha abandonado esta tierra!”.


Jerusalén ha pecado grandemente, por eso fue desechada como un trapo sucio. Todos los que antes la honraban ahora la desprecian, porque vieron su desnudez y su humillación. Lo único que puede hacer es gemir y taparse la cara.


Luego dile al rey: “Esto dice el Señor: ‘Tú quemaste el rollo porque allí dice que el rey de Babilonia destruiría esta tierra y la dejaría vacía de gente y de animales.


Así que esto dice el Señor Soberano: «Derramaré mi terrible furia sobre este lugar. Sus habitantes, animales, árboles y cosechas serán consumidos con el fuego insaciable de mi enojo».


Hice la siguiente oración: «Oh Dios mío, estoy totalmente avergonzado; me da vergüenza elevar mi rostro a ti. Pues nuestros pecados se han amontonado tanto que son más altos que nosotros, y nuestra culpa llega a los cielos.


Entonces el Señor dijo: «Borraré de la faz de la tierra a esta raza humana que he creado. Así es, y destruiré a todo ser viviente: a todos los seres humanos, a los animales grandes, a los animales pequeños que corren por el suelo y aun a las aves del cielo. Lamento haberlos creado».


»¡Señor, mira mi angustia! Mi corazón está quebrantado y mi alma desespera porque me rebelé contra ti. En las calles la espada mata, y en casa solo hay muerte.


Hacia el 18 de julio del año once del reinado de Sedequías, el hambre en la ciudad ya era muy intensa y se había agotado por completo lo último que quedaba de alimento.


Los aplastaré y dejaré desoladas sus ciudades, desde el desierto del sur hasta Ribla, en el norte. Entonces sabrán que yo soy el Señor”».


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