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Éxodo 8:19 - Biblia Nueva Traducción Viviente

19 «¡Es el dedo de Dios!», exclamaron los magos ante el faraón. Pero el corazón del faraón siguió endurecido y no quiso escucharlos, tal como el Señor había dicho.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es este. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Yo haré distinción entre mi pueblo y el tuyo, y esto sucederá mañana.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Entonces dijeron los magos a Faraón: ¡Esto es el dedo de Dios! Pero el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, tal como YHVH había hablado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Yo estableceré una distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana se realizará esta señal''.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Entonces los encantadores dijeron a Faraón: Dedo de Dios es este. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.

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Éxodo 8:19
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el poder de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes.


Cuando miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos —la luna y las estrellas que pusiste en su lugar—, me pregunto:


Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes.


Cuando levante mi mano poderosa y saque a los israelitas, los egipcios sabrán que yo soy el Señor».


«¿Qué debemos hacer con estos hombres? —se preguntaban unos a otros—. No podemos negar que han hecho una señal milagrosa, y todos en Jerusalén ya lo saben.


Entonces, los principales sacerdotes y los fariseos convocaron al Concilio Supremo. «¿Qué vamos a hacer? —se preguntaron unos a otros—. Sin duda, ese hombre realiza muchas señales milagrosas.


Esa noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión. Entonces alabó al Dios del cielo


Si cruzan la frontera de nuestra tierra y van hacia Bet-semes, sabremos que fue el Señor quien trajo este terrible desastre sobre nosotros. Si no la cruzan, sabremos que no fue la mano de Dios que causó esta plaga; más bien sucedió por pura casualidad.


—Devuelvan el arca del Dios de Israel junto con un regalo —les dijeron—. Envíen una ofrenda por la culpa, para que la plaga se detenga. Entonces, si se sanan, sabrán que fue la mano de Dios la que causó esta plaga.


Esta vez los funcionarios del faraón se le acercaron y le suplicaron: «¿Hasta cuándo permitirás que este hombre nos tenga como rehenes? ¡Deja que los hombres se vayan a adorar al Señor su Dios! ¿Acaso no te das cuenta de que Egipto está en ruinas?».


Aun así, el faraón se negará a escucharte; por eso alzaré mi puño contra Egipto. Luego rescataré a mis ejércitos —a mi pueblo, los israelitas— de la tierra de Egipto con grandes actos de juicio.


Sin embargo, el corazón del faraón siguió endurecido. Continuó negándose a escucharlos, tal como el Señor había dicho.


Entonces las espigas secas se tragaron a las siete robustas. Les conté esos sueños a los magos, pero ninguno pudo decirme lo que significan.


Sin embargo, el Señor nuevamente hará una distinción entre los animales de los israelitas y los de los egipcios. ¡No morirá ni un solo animal de Israel!


El único lugar donde no cayó granizo fue en la región de Gosén, donde vivía el pueblo de Israel.


Durante todo ese tiempo las personas no pudieron verse unas a otras ni se movieron. Sin embargo, la luz no faltó en ningún momento donde vivían los israelitas.


Sin embargo, entre los israelitas habrá tal tranquilidad que ni siquiera un perro ladrará. Entonces sabrán que el Señor hace una distinción entre los egipcios y los israelitas.


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