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Éxodo 10:23 - Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Durante todo ese tiempo las personas no pudieron verse unas a otras ni se movieron. Sin embargo, la luz no faltó en ningún momento donde vivían los israelitas.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 No podían verse unos a otros, ni nadie pudo moverse durante los tres días; pero había luz para los hijos de Israel en todos sus poblados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 No se veían el uno al otro, ni nadie se levantó de su lugar en tres días. Pero para todos los hijos de Israel hubo luz en sus asentamientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 No se veían unos a otros, ni nadie pudo moverse de su sitio durante tres días. Había, en cambio, luz en los lugares donde moraban los israelitas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

23 Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.

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Éxodo 10:23
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Pero esta vez haré una excepción con la región de Gosén, donde vive mi pueblo. Allí no habrá moscas. Entonces sabrás que yo soy el Señor, y que estoy presente incluso en el corazón de tu tierra.


Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.


Guiaré al ciego Israel por una senda nueva, llevándolo por un camino desconocido. Iluminaré las tinieblas a su paso y allanaré el camino delante de ellos. Ciertamente yo haré estas cosas; no los abandonaré.


Sin embargo, el Señor nuevamente hará una distinción entre los animales de los israelitas y los de los egipcios. ¡No morirá ni un solo animal de Israel!


Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado,


Entonces de nuevo podrán ver la diferencia entre los justos y los perversos, entre los que sirven a Dios y los que no lo hacen».


Cuando tus antepasados clamaron al Señor, puse oscuridad entre tú y los egipcios. Hice que el mar cayera sobre los egipcios y los ahogara. Con tus propios ojos viste lo que hice. Luego viviste muchos años en el desierto.


La nube se puso entre los egipcios y el campamento de los israelitas. Al atardecer, la nube se convirtió en fuego e iluminó la noche, pero los egipcios y los israelitas no se acercaron unos a otros en toda la noche.


El único lugar donde no cayó granizo fue en la región de Gosén, donde vivía el pueblo de Israel.


«Yo detuve la lluvia cuando sus cosechas más la necesitaban. Envié la lluvia sobre una ciudad, pero la retuve en otra. Llovió en un campo, mientras otro se marchitaba.


Siete días pasaron desde el momento en que el Señor hirió el Nilo.


Los magos del faraón intentaron hacer lo mismo mediante sus artes ocultas, pero esta vez no pudieron. Y los mosquitos estaban sobre todos: gente y animales por igual.


«¡Es el dedo de Dios!», exclamaron los magos ante el faraón. Pero el corazón del faraón siguió endurecido y no quiso escucharlos, tal como el Señor había dicho.


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