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Éxodo 10:17 - Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Perdonen mi pecado una vez más, y rueguen al Señor su Dios para que aleje de mí esta muerte».

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Biblia Reina Valera 1960

17 Mas os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mí al menos esta plaga mortal.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Ahora perdónenme mi pecado esta última vez, e intercedan por mí ante Dios para que aparte de nosotros esta plaga.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Por eso, ahora te ruego que perdones mi pecado, sólo esta vez, y que supliquéis a YHVH vuestro Dios, que al menos quite de mí esta plaga.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Ahora, pues, perdonad mi pecado siquiera una vez más, y pedid a Yahveh, vuestro Dios, que, al menos, aleje de mí esta muerte'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Mas ruego ahora que perdones mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mí solamente esta mortandad.

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Éxodo 10:17
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les suplicó: —Rueguen al Señor que quite las ranas de mí y de mi gente. Yo dejaré salir a su pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor.


Por favor, supliquen al Señor que ponga fin a este granizo y a estos truenos tan aterradores. ¡Basta ya! Los dejaré salir; no tienen que quedarse más tiempo.


Entonces el rey clamó al hombre de Dios: «¡Te ruego que le pidas al Señor tu Dios que me restaure la mano!». Así que el hombre de Dios oró al Señor, y la mano quedó restaurada y el rey pudo moverla otra vez.


Efectivamente él nos rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo. Hemos depositado nuestra confianza en Dios, y él seguirá rescatándonos,


Mis amados hermanos, les pido encarecidamente en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se unan a mi lucha orando a Dios por mí. Háganlo por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado.


—¡Oren al Señor por mí! —exclamó Simón—. ¡Que no me sucedan estas cosas terribles que has dicho!


Señor, en nuestra angustia te hemos buscado; bajo la carga de tu disciplina hemos orado.


Sirvieron un poco del guisado a los hombres, quienes después de comer uno o dos bocados, gritaron: «¡Hombre de Dios, este guisado está envenenado!». Así que no quisieron comerlo.


Pero ahora, por favor, perdona mi pecado y regresa conmigo para que pueda adorar al Señor.


—Está bien, pueden ir —contestó el faraón—. Los dejaré ir al desierto para ofrecer sacrificios al Señor su Dios, pero no se alejen demasiado. Apúrense y oren por mí.


Entonces el faraón enseguida mandó llamar a Moisés y a Aarón. —Esta vez he pecado —confesó—. El Señor es el justo, y mi pueblo y yo estamos equivocados.


Las ranas saltarán sobre ti, sobre tu gente y sobre todos tus funcionarios’”».


Así que el pueblo acudió a Moisés y clamó: «Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que quite las serpientes». Así pues, Moisés oró por el pueblo.


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