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Eclesiastés 9:2 - Biblia Nueva Traducción Viviente

2 A la larga, a todos les espera el mismo destino, sean justos o malvados, buenos o malos, religiosos o no religiosos, estén o no ceremonialmente puros. Las personas buenas reciben el mismo trato que los pecadores, y las personas que hacen promesas a Dios reciben el mismo trato que los que no las hacen.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Y no tiene sentido el que todos tengan la misma suerte: el justo y el malo, el hombre puro y el que no lo es, el que ofrece sacrificios y el que no los ofrece, el que se compromete con un voto y el que teme hacerlo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Todo acontece a todos de una misma forma. Lo mismo le ocurre al justo que al impío, al bueno, al puro y al impuro, al que ofrece sacrificios y al que no los ofrece; tanto al recto como al pecador, al que jura en vano° como al que respeta su juramento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 vanidad. Todos corren la misma suerte: el justo y el impío, el bueno y el malvado, el puro y el impuro, el que sacrifica y el que no sacrifica. Lo mismo es del bueno que del pecador, del que jura como del que teme jurar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso acontece al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como el bueno, así el que peca; el que jura, como el que teme el juramento.

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Eclesiastés 9:2
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces de nuevo podrán ver la diferencia entre los justos y los perversos, entre los que sirven a Dios y los que no lo hacen».


»En ese día, yo los pondré a juicio. Estoy ansioso por dar testimonio contra todos los hechiceros, los adúlteros y los mentirosos. Declararé en contra de los que estafan a sus empleados con sus sueldos, de los que oprimen a viudas y huérfanos o privan de justicia a los extranjeros que viven entre ustedes, porque gente que hace estas cosas no me teme», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


porque envidiaba a los orgullosos cuando los veía prosperar a pesar de su maldad.


Inocente o perverso, para Dios es lo mismo, por eso digo: “Él destruye tanto al intachable como al perverso”.


De ahora en adelante llamaremos bendito al arrogante. Pues los que hacen maldad se enriquecen y los que desafían a Dios a que los castigue no sufren ningún daño”».


Presta atención a estas instrucciones, porque todo el que teme a Dios evitará caer en ambos extremos.


Vale más pasar el tiempo en funerales que en festejos. Al fin y al cabo, todos morimos, así que los que viven deberían tenerlo muy presente.


Podría vivir mil años o el doble, y ni aun así encontrar satisfacción; y si al final de cuentas tiene que morir como todos, ¿de qué le sirve?


Dios da sabiduría, conocimiento y alegría a quienes son de su agrado; pero si un pecador se enriquece, Dios le quita las riquezas y se las da a quienes le agradan. Eso tampoco tiene sentido, es como perseguir el viento.


Jura por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una de esas mujeres cananeas.


Así que no se atrevieron a tocar la miel por miedo al juramento que habían hecho.


Pues tanto las personas como los animales tienen el mismo destino: ambos respiran y ambos mueren. Así que las personas no tienen una verdadera ventaja sobre los animales. ¡Qué absurdo!


¡Parece tan mal que todo el mundo bajo el sol tenga el mismo destino! Ya torcida por el mal, la gente elige su propio camino de locura, porque nadie tiene esperanza. Sea como fuere, lo único que hay por delante es la muerte.


Observé algo más bajo el sol. El corredor más veloz no siempre gana la carrera y el guerrero más fuerte no siempre gana la batalla. Los sabios a veces pasan hambre, los habilidosos no necesariamente son ricos, y los bien instruidos no siempre tienen éxito en la vida. Todo depende de la suerte, de estar en el lugar correcto en el momento oportuno.


En la multitud había hombres, mujeres y niños, las hijas del rey y todos los que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías. El profeta Jeremías y Baruc también fueron incluidos.


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