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Deuteronomio 4:19 - Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Además, cuando miren hacia los cielos y vean el sol, la luna y las estrellas —todas las fuerzas del cielo—, no caigan en la tentación de rendirles culto. El Señor su Dios se los dio a todos los pueblos de la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

19 No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Cuando mires al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todos los astros del firmamento, no te dejes arrastrar a adorarlos como dioses y a servirlos, pues Yavé, tu Dios, dejó que fueran la parte de los demás pueblos,

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 No sea que, alzando tus ojos a los cielos y viendo el sol, y la luna y las estrellas, todo el cortejo de los cielos, te dejes seducir y te postres ante ellos, y les rindas culto, siendo que YHVH tu Dios los ha dado como porción suya a todos los pueblos debajo de todos los cielos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Y cuando levantes tus ojos al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército del cielo, no te dejes seducir ni te postres para rendirles culto y servirles. Yahveh, tu Dios, los ha repartido entre todos los pueblos bajo el cielo;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 No sea que alzando tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas incitado a adorarles y a servirles; los cuales Jehová tu Dios ha repartido a todos los pueblos debajo de todo el cielo.

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Deuteronomio 4:19
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Cambiaron la verdad acerca de Dios por una mentira. Y así rindieron culto y sirvieron a las cosas que Dios creó pero no al Creador mismo, ¡quien es digno de eterna alabanza! Amén.


Por ejemplo, podría ser que sirviera a otros dioses o rindiera culto al sol, a la luna o a alguna estrella —es decir, a las fuerzas del cielo—, lo cual he prohibido terminantemente.


Reconstruyó los santuarios paganos que su padre Ezequías había destruido. Construyó altares para Baal y levantó un poste dedicado a la diosa Asera, tal como lo había hecho el rey Acab de Israel. También se inclinó ante todos los poderes de los cielos y les rindió culto.


Los israelitas rechazaron todos los mandatos del Señor su Dios e hicieron dos becerros de metal. Levantaron un poste dedicado a la diosa Asera y rindieron culto a Baal y veneraron a todas las fuerzas del cielo.


Así quedó terminada la creación de los cielos y de la tierra, y de todo lo que hay en ellos.


»Solo tú eres el Señor. Tú hiciste el firmamento, los cielos y todas las estrellas; hiciste la tierra, los mares y todo lo que hay en ellos. Tú los preservas a todos, y los ángeles del cielo te adoran.


Entonces Dios se apartó de ellos y los abandonó, ¡para que sirvieran a las estrellas del cielo como sus dioses! En el libro de los profetas está escrito: “Israel, ¿acaso era a mí a quien traías sacrificios y ofrendas durante esos cuarenta años en el desierto?


De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual.


Esparcirá los huesos sobre la tierra ante el sol, la luna y las estrellas: los dioses que mi pueblo ha amado, servido y rendido culto. Sus huesos no serán recogidos nuevamente ni enterrados, sino que serán esparcidos sobre la tierra como si fueran estiércol.


Pues ellos suben a las azoteas y se postran ante el sol, la luna y las estrellas. Dicen seguir al Señor, pero al mismo tiempo rinden culto a Moloc.


Entonces me llevó al atrio interior del templo del Señor. En la entrada del santuario, entre la antesala y el altar de bronce, había unos veinticinco hombres de espaldas al santuario del Señor. ¡Estaban inclinados hacia el oriente, rindiendo culto al sol!


Sin embargo, esto dice el Señor: así como no cambiaría las leyes que gobiernan el día y la noche, la tierra y el cielo, así tampoco rechazaré a mi pueblo.


Es el Señor quien provee el sol para alumbrar el día y la luna y las estrellas para alumbrar la noche, y agita el mar y hace olas rugientes. Su nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales, y esto es lo que dice:


Efectivamente, todas las casas de Jerusalén —incluso el palacio de los reyes de Judá— quedarán como Tofet, es decir, todas las casas donde quemaron incienso en las azoteas en honor a los astros como si fueran dioses o donde derramaron ofrendas líquidas a sus ídolos’”».


También quitó de la entrada del templo del Señor las estatuas de caballos que los reyes anteriores de Judá habían dedicado al sol, las cuales estaban cerca de las habitaciones del eunuco Natán-melec, un funcionario de la corte. El rey también quemó los carros de guerra dedicados al sol.


de animales pequeños que corren por el suelo o de peces de las profundidades del mar.


Los falsos profetas o los soñadores que traten de descarriarte serán ejecutados, porque fomentan la rebelión contra el Señor tu Dios, quien te libertó de la esclavitud y te sacó de la tierra de Egipto. Ya que tratan de desviarte del camino que el Señor tu Dios te ordenó que siguieras, tendrás que quitarles la vida. De esa manera, eliminarás la maldad que hay en medio de ti.


Tienes que apedrear a muerte a los culpables, porque han tratado de alejarte del Señor tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo.


No participa en los banquetes que se ofrecen en los montes ante los ídolos de Israel ni les rinde culto. No comete adulterio ni tiene relaciones sexuales con una mujer durante su período menstrual.


Entonces Dios dijo: «Que aparezcan luces en el cielo para separar el día de la noche; que sean señales para que marquen las estaciones, los días y los años.


Reconstruyó los santuarios paganos que su padre Ezequías había derribado. Construyó altares para las imágenes de Baal y levantó postes dedicados a la diosa Asera. También se inclinó ante todos los poderes de los cielos y les rindió culto.


Hablan sin sonidos ni palabras; su voz jamás se oye.


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