Deuteronomio 29:23 - Biblia Nueva Traducción Viviente
23 Exclamarán: “Toda esta tierra quedó devastada con azufre y sal. Es una tierra baldía, sin cultivos, donde no crece nada, ni siquiera un tallo de pasto. Es como las ciudades de Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim, las cuales el Señor destruyó en su intenso enojo”.
23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);
23 ¡Toda su tierra es azufre y calcinación! ¡Ni siembra ni germinación, y el pasto no crece en ella, como en la destrucción de Sodoma y Gomorra,° de Adma y de Zeboim, que YHVH destruyó en su ira y en su furor!
23 (Azufre y sal, calcinada está toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como en la destrucción de Sodoma y Gomorra, de Adma y Zeboim, que Jehová destruyó en su furor y en su ira);
Ahora, tan cierto como que yo vivo —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel—, Moab y Amón serán destruidos, aniquilados por completo, igual que Sodoma y Gomorra. Su tierra será un lugar de ortigas, de pozos de sal y de desolación eterna. El remanente de mi pueblo los saqueará y tomará su tierra».
«Destruí algunas de sus ciudades, así como destruí Sodoma y Gomorra. Ustedes que sobrevivieron parecían tizones rescatados del fuego; pero aun así, no se volvieron a mí», dice el Señor.
La batalla duró todo el día, hasta que finalmente Abimelec tomó la ciudad. Entonces mató a los habitantes, redujo la ciudad a escombros y esparció sal por todo el suelo.
Y la bestia fue capturada, y junto con ella, el falso profeta que hacía grandes milagros en nombre de la bestia; milagros que engañaban a todos los que habían aceptado la marca de la bestia y adorado a su estatua. Tanto la bestia como el falso profeta fueron lanzados vivos al lago de fuego que arde con azufre.
Y lo mismo dijo Isaías en otro lugar: «Si el Señor de los Ejércitos Celestiales no hubiera perdonado la vida a unos cuantos de nuestros hijos, habríamos sido exterminados como Sodoma y destruidos como Gomorra».
Asimismo no se olviden de Sodoma y Gomorra ni de las ciudades vecinas, las cuales estaban llenas de inmoralidad y de toda clase de perversión sexual. Esas ciudades fueron destruidas con fuego y sirven como advertencia del fuego eterno del juicio de Dios.
«Vayan al templo y consulten al Señor por mí, por el pueblo y por toda la gente de Judá. Pregunten acerca de las palabras escritas en este rollo que se encontró. Pues el gran enojo del Señor arde contra nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron las palabras de este rollo. No hemos estado haciendo todo lo que dice que debemos hacer».
Su país yace en ruinas, y sus ciudades han sido incendiadas. Los extranjeros saquean sus campos frente a sus propios ojos y destruyen todo lo que ven a su paso.
y aunque ahora este templo sea imponente, todos los que pasen por allí quedarán horrorizados y darán un grito ahogado a causa del horror. Preguntarán: “¿Por qué habrá hecho el Señor cosas tan terribles a esta tierra y a este templo?”.
»Y la respuesta será: “Porque los israelitas abandonaron al Señor su Dios, quien sacó a sus antepasados de Egipto, y rindieron culto a otros dioses y se inclinaron ante ellos. Por esa razón el Señor les envió tantas calamidades”».
«Haré de Jerusalén un montón de ruinas —dice el Señor—, y será un lugar frecuentado por chacales. Las ciudades de Judá serán abandonadas, y nadie vivirá en ellas».