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Deuteronomio 28:57 - Biblia Nueva Traducción Viviente

57 Después de dar a luz, esconderá de ellos la placenta y al bebé recién nacido para comérselos ella sola. No tendrá otra cosa que comer durante el estado de sitio y la terrible aflicción que tu enemigo impondrá en todas tus ciudades.

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Biblia Reina Valera 1960

57 al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

57 mientras come la placenta salida de su seno y a los hijos que dio a luz, por falta de todo otro alimento, cuando tu enemigo te sitie en tus ciudades y te reduzca a la más extrema miseria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

57 y a su placenta que sale de entre sus piernas, y a sus hijos que dé a luz, pues se los comerá° a escondidas, al faltar todo en la opresión y en la angustia con que te atormentará tu enemigo en tus ciudades.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

57 y se esconderá de ellos para devorar en secreto, por no tener otra cosa, las secundinas que salgan de su seno y el hijo que acaba de dar a luz; tanta será la angustia y la miseria a que te reducirá tu enemigo dentro de tus ciudades.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

57 y para con su chiquita que sale de entre sus pies, y para con sus hijos que dé a luz; pues los comerá a escondidas, a falta de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.

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Deuteronomio 28:57
6 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

«¡Jamás! ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho? ¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz? Pero aun si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes.


El cetro no se apartará de Judá, ni la vara de mando de sus descendientes, hasta que venga aquel a quien le pertenece, aquel a quien todas las naciones honrarán.


»El estado de sitio y la terrible aflicción del ataque enemigo serán tan insoportables que terminarás comiéndote la carne de tus propios hijos e hijas, aquellos que el Señor tu Dios te dio.


Pero después el rey le preguntó: —¿Qué te pasa? Ella contestó: —Esta mujer me dijo: “Mira, comámonos a tu hijo hoy y mañana nos comeremos al mío”.


Entonces cocinamos a mi hijo y nos lo comimos. Al día siguiente, yo le dije: “Mata a tu hijo para que nos lo comamos”, pero ella lo había escondido.


Mujeres de buen corazón han cocinado a sus propios hijos; los comieron para sobrevivir el sitio.


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