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Daniel 9:16 - Biblia Nueva Traducción Viviente

16 En vista de tus fieles misericordias, por favor, Señor, aparta tu enojo y furor de tu ciudad, Jerusalén, tu monte santo. Todas las naciones vecinas se burlan de Jerusalén y de tu pueblo por causa de nuestros pecados y de los pecados de nuestros antepasados.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Señor, en tu gran bondad, aparta tu cólera y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, y de tu montaña santa, pues por culpa de nuestros pecados y de los pecados de nuestros padres Jerusalén y tu pueblo son motivo de burla de parte de todos los que nos rodean.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 ¡Te ruego, oh Adonay, aparta tu ira e indignación de sobre tu ciudad Jerusalem, tu Monte Santo, conforme a toda tu justicia, porque a causa de nuestros pecados y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo han venido a ser el oprobio de todos cuantos nos rodean!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 En nombre de tu justicia, aparta, Señor, tu ira y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, tu santa montaña; pues, por nuestros pecados y por las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Oh Señor, según todas tus justicias, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad, Jerusalén, tu santo monte: porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.

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Daniel 9:16
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

»Ahora dice el Señor: regresaré al monte Sion y viviré en Jerusalén. Entonces Jerusalén se llamará la Ciudad Fiel; el monte del Señor de los Ejércitos Celestiales se llamará Monte Santo.


«Entonces ustedes sabrán que yo, el Señor su Dios, habito en Sion, mi monte santo. Jerusalén será santa para siempre, y los ejércitos extranjeros nunca más volverán a conquistarla.


Yo seguí orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo, rogándole al Señor mi Dios por Jerusalén, su monte santo.


Oh Señor, a ti acudo en busca de protección; no dejes que me avergüencen. Sálvame, porque tú haces lo correcto.


Nuestros vecinos se mofan de nosotros; somos objeto de desprecio y desdén de quienes nos rodean.


Sálvame y rescátame, porque tú haces lo que es correcto. Inclina tu oído para escucharme y ponme en libertad.


No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación.


pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.


En su justicia él les dará su merecido a quienes los persiguen.


»Así que te convertiré en ruinas, en una burla ante los ojos de las naciones vecinas y de todos los que pasen por allí.


»Los pecados de Israel y de Judá —los pecados de la gente de Jerusalén, de los reyes, de los funcionarios, de los sacerdotes y de los profetas— han provocado mi enojo.


Sí, los perseguiré con guerra, hambre y enfermedad, y los esparciré por todo el mundo. En cada nación por donde los envíe los convertiré en objeto de condenación, horror, desprecio y burla.


Los haré objeto de horror y un símbolo de maldad para todas las naciones de la tierra. En todos los lugares donde yo los disperse, serán objetos de desprecio y de burla. Los maldecirán y se mofarán de ellos.


Oye mi oración, oh Señor; ¡escucha mi ruego! Respóndeme, porque eres fiel y justo.


Alaben al Señor, Dios de Israel, quien vive desde la eternidad hasta la eternidad. ¡Amén y amén!


Cuando demostró ser fiel, hiciste un pacto con él para darle a él y a sus descendientes la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los gergeseos; y has cumplido lo que prometiste, porque tú siempre eres fiel a tu palabra.


El Señor hace a algunos pobres y a otros ricos; a unos derriba y a otros levanta.


Ahora, restáuranos, oh Dios de nuestra salvación; aparta tu enojo de nosotros una vez más.


Por eso el enojo del Señor arde contra su pueblo y ha levantado el puño para aplastarlo. Los montes tiemblan y los cadáveres de su pueblo están tirados por las calles como basura. Pero aun así, el enojo del Señor no está satisfecho. ¡Su puño todavía está listo para asestar el golpe!


Desde el día que se construyó esta ciudad hasta ahora no han hecho más que enojarme, así que estoy decidido a deshacerme de ella.


Se detendrá entre el glorioso monte santo y el mar y allí instalará sus carpas reales, pero mientras esté allí, terminará su tiempo de repente y no habrá quien lo ayude.


Tus enemigos se han burlado de mí, oh Señor; se mofan de tu rey ungido por dondequiera que va.


eres culpable por la sangre que has derramado. Te has contaminado con los ídolos que hiciste. ¡Ha llegado el día de tu destrucción! Has llegado al fin de tus días. Te convertiré en objeto de burla en todos los países.


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