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Daniel 9:13 - Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Se han cumplido todas las maldiciones de la ley de Moisés escritas contra nosotros. Sin embargo, nos hemos rehusado a buscar la misericordia del Señor nuestro Dios al no reconocer su verdad ni abandonar nuestros pecados.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Cayó sobre nosotros la desgracia como está escrito en la Ley de Moisés, pero no apaciguamos a Yavé nuestro Dios, renunciando a nuestra mala conducta y prestando atención a su verdad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Como está escrito en la Ley de Moisés, todo este mal nos ha sobrevenido, y sin embargo no hemos aplacado a YHVH nuestro Dios convirtiéndonos de nuestras iniquidades y reconociendo tu verdad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Como está escrito en la ley de Moisés, cayó sobre nosotros toda esta calamidad, y no aplacamos la faz de Yahveh, nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestras iniquidades y prestando atención a tu verdad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Según está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; pero no hemos rogado a la faz de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.

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Daniel 9:13
35 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Todo Israel ha desobedecido tus instrucciones, te ha dado la espalda y ha rehusado escuchar tu voz. »Entonces ahora, a causa de nuestro pecado, se han derramado sobre nosotros las maldiciones solemnes y los juicios escritos en la ley de Moisés, siervo de Dios.


He castigado a tus hijos, pero no respondieron a mi disciplina. Tú mismo mataste a tus profetas como un león mata a su presa.


Pues después de tanto castigo, el pueblo seguirá sin arrepentirse; no buscará al Señor de los Ejércitos Celestiales.


Su arrogancia testifica en su contra, sin embargo, no se vuelven al Señor su Dios, ni siquiera tratan de encontrarlo.


Oí a Israel decir: “Me disciplinaste severamente, como a un becerro que necesita ser entrenado para el yugo. Hazme volver a ti y restáurame, porque solo tú eres el Señor mi Dios.


Señor, tú estás buscando la honradez. Golpeaste a tu pueblo, pero no prestó atención. Los has aplastado, pero se negaron a ser corregidos. Son tercos, de caras duras como piedra; rehusaron arrepentirse.


Ayúdame a comprender el significado de tus mandamientos, y meditaré en tus maravillosas obras.


Los incrédulos están llenos de resentimiento. Aun cuando Dios los castiga, se niegan a pedirle auxilio.


Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla.


Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él,


Y ustedes bien saben que las Escrituras no pueden ser modificadas. Así que, si a las personas que recibieron el mensaje de Dios se les llamó “dioses”,


y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.


Como dicen las Escrituras: “A todos les enseñará Dios”. Todos los que escuchan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.


Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras,


En lugar de invocarme con corazón sincero, se quedan sentados en sus sillones y se lamentan. Se hacen cortaduras en el cuerpo y suplican grano y vino nuevo a dioses ajenos y se alejan de mí.


Como un horno ardiente, consumen a sus líderes. Matan a sus reyes uno tras otro, y nadie clama a mí en busca de ayuda.


¡Restáuranos, oh Señor, y haz que regresemos a ti! ¡Devuélvenos la alegría que teníamos antes!


Pues los vigilaré para traerles desastre y no bien. Todos los de Judá que ahora viven en Egipto sufrirán guerra y hambre hasta que todos mueran.


Sin embargo, nadie invoca tu nombre ni te ruega misericordia. Por eso tú te apartaste de nosotros y nos entregaste a nuestros pecados.


Todo cuanto profeticé se ha hecho realidad, y ahora profetizaré de nuevo; les diré el futuro antes de que suceda».


Tú me hiciste; me creaste. Ahora dame la sensatez de seguir tus mandatos.


Abre mis ojos, para que vea las verdades maravillosas que hay en tus enseñanzas.


Ahora, restáuranos, oh Dios de nuestra salvación; aparta tu enojo de nosotros una vez más.


¡Pero hasta el día de hoy, el Señor no te ha dado mente para comprender ni ojos para ver ni oídos para oír!


¡Qué aflicción les espera a los que buscan ayuda en Egipto, al confiar en sus caballos, en sus carros de guerra y en sus conductores; y al depender de la fuerza de ejércitos humanos en lugar de buscar ayuda en el Señor, el Santo de Israel!


“Esto dice el Señor: ‘Traeré desastre sobre esta ciudad y sobre sus habitantes. Todas las palabras escritas en el rollo que el rey de Judá leyó se cumplirán,


»Sin embargo, querida familia de Jacob, tú te niegas a pedirme ayuda. ¡Oh Israel, te has cansado de mí!


Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos nuestros actos de justicia, no son más que trapos sucios. Como las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos, y nuestros pecados nos arrasan como el viento.


Todos tus amantes, tus aliados, te han abandonado y ya no se interesan por ti. Te he herido cruelmente como si fuera tu enemigo. Pues tus pecados son muchos y tu culpa es grande.


A ustedes les ocurrieron todas estas cosas horribles porque quemaron incienso a los ídolos y pecaron contra el Señor. Se negaron a obedecerlo y no han seguido sus instrucciones, sus decretos ni sus leyes.


No obstante, primero, te daré tu merecido por todos tus pecados, porque no recordaste los días de tu juventud, sino que me hiciste enojar con todas esas maldades, dice el Señor Soberano. Pues a todos tus pecados detestables les sumaste actos depravados.


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