21 Fue expulsado de la sociedad humana. Se le dio la mente de un animal salvaje y vivió entre los burros salvajes. Comió pasto como el ganado y lo mojó el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo gobierna los reinos del mundo y designa a quien él quiere para que los gobierne.
21 Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.
21 Fue expulsado de entre los hombres porque su espíritu se transformó en el de un animal; vivía con los burros salvajes, se alimentaba de pasto como el buey, y su cuerpo era mojado por el rocío del cielo. Eso duró hasta el día en que reconoció que el Dios Altísimo es el dueño de las realezas humanas y que llama a quien quiera.
21 Y fue apartado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue bañado con el rocío de los cielos, hasta que reconoció que ’Elaha ‘Il•laya tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.
21 Fue expulsado de entre los hijos de los hombres, su corazón se hizo semejante al de las bestias, convivió con los asnos salvajes, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo es quien domina sobre el reino de los hombres y pone sobre él a quien le place.
21 Y fue echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fue hecho como el de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue bañado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios señorea en el reino de los hombres, y que pone sobre él a quien le place.
Usted será expulsado de la sociedad humana y vivirá en el campo con los animales salvajes. Comerá pasto como el ganado y el rocío del cielo lo mojará. Durante siete períodos de tiempo vivirá de esta manera hasta que reconozca que el Altísimo gobierna los reinos del mundo y los entrega a cualquiera que él elija.
Todos los árboles sabrán que soy yo, el Señor, quien tala el árbol alto y hace crecer alto el árbol pequeño. Soy yo quien hace secar el árbol verde y le da vida al árbol seco. ¡Yo, el Señor, he hablado y cumpliré lo que he dicho!”».
Todos los hombres de la tierra no son nada comparados con él. Él hace lo que quiere entre los ángeles del cielo y entre la gente de la tierra. Nadie puede detenerlo ni decirle: “¿Por qué haces estas cosas?”.
Pues esto es lo que decretaron los mensajeros; es lo que ordenan los santos, para que todos sepan que el Altísimo gobierna los reinos del mundo y los entrega a cualquiera que él elija, incluso a las personas más humildes’.
»Ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, glorifico y doy honra al Rey del cielo. Todos sus actos son justos y verdaderos, y es capaz de humillar al soberbio».
»Cuando se cumplió el tiempo, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo. Recuperé la razón, alabé y adoré al Altísimo y di honra a aquel que vive para siempre. Su dominio es perpetuo, y eterno es su reino.
El mensajero gritó: ‘¡Talen el árbol y córtenle las ramas! ¡Sacúdanle las hojas y desparramen su fruta! Espanten los animales salvajes que están bajo su sombra y las aves que están en sus ramas.
Ese árbol es usted, su majestad. Pues usted ha crecido y se ha hecho fuerte y poderoso; su esplendor llega hasta el cielo y su gobierno hasta los confines de la tierra.
Sin embargo, quedaron en la tierra el tocón y las raíces del árbol. Esto significa que usted recibirá nuevamente el reino cuando haya reconocido que es el cielo el que gobierna.