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Daniel 11:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Cuando regrese a Egipto, se llevará consigo los ídolos de ellos, junto con objetos de oro y de plata de incalculable valor. Después de esto, dejará al rey del norte en paz por algunos años.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y aun a los dioses de ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto; y por años se mantendrá él contra el rey del norte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 E incluso llevará a Egipto como botín sus dioses, sus estatuas y sus vasos preciosos de plata y oro. Y durante algunos años mantendrá a raya al rey del norte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y también a los dioses de ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto, y por años él se mantendrá contra el rey del norte.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Incluso sus dioses, sus estatuas fundidas, y sus vasos preciosos de plata y de oro, se los llevará como botín a Egipto. Durante algunos años cesará de oponerse al rey del norte.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y aun los dioses de ellos, con sus príncipes, con sus vasos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto; y por muchos años se mantendrá él contra el rey del norte.

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Daniel 11:8
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Han arrojado al fuego los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran solo ídolos de madera y de piedra, formados por manos humanas.


Efraín era el más productivo de sus hermanos, pero el viento del oriente —una ráfaga del Señor— se levantará en el desierto. Todos sus manantiales se secarán y todos sus pozos desaparecerán. Todo lo valioso que poseen será saqueado y se lo llevarán.


Este becerro que adoras, oh Israel, ¡lo hiciste con tus propias manos! ¡No es Dios! Por lo tanto, debe ser hecho pedazos.


En todo ese tiempo no comí nada pesado. No probé carne ni vino, ni me puse lociones perfumadas hasta que pasaron esas tres semanas.


El Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, dice: «Castigaré a Amón, el dios de Tebas y a todos los demás dioses de Egipto. Castigaré a sus gobernantes y al faraón también, y a todos los que confían en él.


Destruirá todos los grandes barcos mercantes y todas las naves magníficas.


—¿Cómo me preguntan: “¿Qué te pasa?”? —contestó Micaía—. ¡Ustedes se han llevado todos los dioses que yo hice y a mi sacerdote, y no me queda nada!


destruye sus altares y destroza sus columnas sagradas. ¡Quema los postes dedicados a la diosa Asera y derriba los ídolos tallados! ¡Borra por completo el nombre de sus dioses!


Mientras tanto, los egipcios enterraban a todos sus primeros hijos varones, a los que el Señor había matado la noche anterior. ¡Esa noche el Señor derrotó a los dioses de Egipto, con grandes actos de juicio!


Esa noche pasaré por la tierra de Egipto y heriré de muerte a todo primer hijo varón y a la primera cría macho de los animales en la tierra de Egipto. Ejecutaré juicio contra todos los dioses de Egipto, ¡porque yo soy el Señor!


Puedo entender que sientas que debes irte y anhelas intensamente la casa de tu padre, pero ¿por qué robaste mis dioses?


»Más tarde el rey del norte invadirá el imperio del rey del sur pero regresará pronto a su propia tierra.


Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres los confiscaron.


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