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Colosenses 4:6 - Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta adecuada para cada persona.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Que su conversación sea agradable y no le falte su granito de sal. Sepan contestar a cada uno lo que corresponde.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Vuestra palabra sea siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Que vuestra palabra sea siempre amable, sazonada con sal, sabiendo cómo tenéis que dirigiros a cada uno en particular.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

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Colosenses 4:6
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No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan.


En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;


Las palabras sabias traen aprobación, pero a los necios, sus propias palabras los destruyen.


La sal es buena para condimentar, pero si pierde su sabor, ¿cómo la harán salada de nuevo? Entre ustedes deben tener las cualidades de la sal y vivir en paz unos con otros.


Las palabras suaves son un árbol de vida; la lengua engañosa destruye el espíritu.


Los labios del sabio dan buenos consejos; el corazón del necio no tiene nada para ofrecer.


Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido.


»Ustedes son la sal de la tierra. Pero ¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? La descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor.


Las palabras del justo animan a muchos, pero a los necios los destruye su falta de sentido común.


A los reyes les hablaré de tu ley, y no me avergonzaré.


Canten a él; sí, cántenle alabanzas. Cuéntenle a todo el mundo acerca de sus obras maravillosas.


Eres el más apuesto de todos; de tus labios se desprenden palabras amables. Dios mismo te ha bendecido para siempre.


Todos hablaban bien de él y estaban asombrados de la gracia con la que salían las palabras de su boca. «¿Cómo puede ser? —preguntaban—. ¿No es este el hijo de José?».


Recité en voz alta todas las ordenanzas que nos has dado.


Vengan y escuchen, todos ustedes que temen a Dios, y les contaré lo que hizo por mí.


Publiquen sus gloriosas obras entre las naciones; cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él hace.


Enséñalas a tus hijos. Habla de ellas en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.


Sazona con sal todas tus ofrendas de grano, para acordarte del pacto eterno de Dios. Nunca te olvides de poner sal a las ofrendas de grano.


Se los presentarás al Señor, y los sacerdotes los rociarán con sal y los ofrecerán como ofrenda quemada al Señor.


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