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Colosenses 1:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 quien compró nuestra libertad y perdonó nuestros pecados.

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Biblia Reina Valera 1960

14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 En él nos encontramos liberados y perdonados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 en quien tenemos la redención,° el perdón de los pecados.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 en quien tenemos la redención, el perdón de los pecados.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

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Colosenses 1:14
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados.


De hecho, según la ley de Moisés, casi todo se purificaba con sangre porque sin derramamiento de sangre no hay perdón.


Con su propia sangre —no con la sangre de cabras ni de becerros— entró en el Lugar Santísimo una sola vez y para siempre, y aseguró nuestra redención eterna.


Y cantaban un nuevo canto con las siguientes palabras: «Tú eres digno de tomar el rollo y de romper los sellos y abrirlo. Pues tú fuiste sacrificado y tu sangre pagó el rescate para Dios de gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación.


Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero».


Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».


y de Jesucristo. Él es el testigo fiel de estas cosas, el primero en resucitar de los muertos y el gobernante de todos los reyes del mundo. Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar su sangre por nosotros.


Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios.


Él mismo es el sacrificio que pagó por nuestros pecados, y no solo los nuestros sino también los de todo el mundo.


Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu.


Pero tú ofreces perdón, para que aprendamos a temerte.


Les escribo a ustedes, que son hijos de Dios, porque sus pecados han sido perdonados por medio de Jesús.


Él dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones.


Él dio su vida para comprarles la libertad a todos. Este es el mensaje que Dios le dio al mundo justo en el momento preciso.


Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados.


Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo.


»Entonces cuídense a sí mismos y cuiden al pueblo de Dios. Alimenten y pastoreen al rebaño de Dios —su iglesia, comprada con su propia sangre— sobre quien el Espíritu Santo los ha designado líderes.


De él dan testimonio todos los profetas cuando dicen que a todo el que cree en él se le perdonarán los pecados por medio de su nombre.


Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros.


Pedro contestó: —Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo.


pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.


para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de Satanás a Dios. Entonces recibirán el perdón de sus pecados y se les dará un lugar entre el pueblo de Dios, el cual es apartado por la fe en mí”.


Ellos se han mantenido tan puros como vírgenes, y son los que siguen al Cordero dondequiera que va. Han sido comprados de entre los pueblos de la tierra como ofrenda especial para Dios y para el Cordero.


Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al hombre: «Joven, tus pecados son perdonados».


Dios los ha unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él fuera la sabiduría misma para nuestro beneficio. Cristo nos hizo justos ante Dios; nos hizo puros y santos y nos liberó del pecado.


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