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Apocalipsis 16:8 - Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Entonces el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, esto hacía que quemara a todos con su fuego.

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Biblia Reina Valera 1960

8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, y su calor comenzó a quemar a la gente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 El cuarto derramó su copa sobre el sol, y le fue dado quemar a los hombres con fuego.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 El cuarto derramó su copa sobre el sol y le fue concedido abrasar a los hombres con fuego.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y le fue dado quemar a los hombres con fuego.

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Apocalipsis 16:8
11 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Luego otro ángel, que tenía poder para destruir con fuego, vino desde el altar y le gritó al ángel que tenía la hoz afilada: «Pasa ahora tu hoz y junta los racimos de los viñedos de la tierra, porque las uvas ya están maduras para el juicio».


El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el grande y glorioso día del Señor.


pero pronto las plantas se marchitaron bajo el calor del sol y, como no tenían raíces profundas, murieron.


Así que cuando el sol se intensificó, Dios proveyó un viento abrasador del oriente para que soplara sobre Jonás. El sol pegó sobre su cabeza hasta que se sintió tan débil que deseaba morirse y exclamó: «¡Es mejor morir que vivir así!».


Cuando lo abrió, salió humo como si fuera de un gran horno, y la luz del sol y el aire se oscurecieron debido al humo.


Entonces el cuarto ángel tocó su trompeta, y se dañó la tercera parte del sol y la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, y se oscurecieron. Así que la tercera parte del día quedó sin luz, y también la tercera parte de la noche.


Nunca más tendrán hambre ni sed; nunca más les quemará el calor del sol.


Mientras yo miraba, el Cordero rompió el sexto sello, y hubo un gran terremoto. El sol se volvió tan oscuro como tela negra, y la luna se volvió tan roja como la sangre.


»Y habrá señales extrañas en el sol, en la luna y en las estrellas. Y aquí en la tierra, las naciones del mundo estarán en caos, perplejas por los mares rugientes y las mareas extrañas.


Entonces, la gloria de la luna menguará, y el resplandor del sol se desvanecerá, porque el Señor de los Ejércitos Celestiales reinará en el monte Sion. Reinará con gran gloria en Jerusalén, a los ojos de todos los líderes de su pueblo.


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