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Amós 8:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Y los que juran por los vergonzosos ídolos de Samaria, los que hacen juramentos en nombre del dios de Dan y votos en nombre del dios de Beerseba, todos caerán y nunca más se levantarán».

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Biblia Reina Valera 1960

14 Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 los que decían: '¡Viva el Dios de Dan!' y '¡Viva el Dios Querido de Bersebá!' Esos caerán para no levantarse más.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Quienes juran por el pecado° de Samaria, Y dicen: ¡Viva tu dios, oh Dan! Y: ¡Viva el camino de Beerseba! Caerán, y nunca más se levantarán.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 que juran por Asemá de Samaría y dicen: '¡Viva tu dios, Dan!' y '¡Viva el culto de Berseba!'. Caerán y no se levantarán.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Vive tu dios, oh Dan; y: Vive el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán.

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Amós 8:14
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

No adoren en los altares paganos en Betel; no vayan a los altares en Gilgal ni en Beerseba. Pues el pueblo de Gilgal será arrastrado al destierro y el pueblo de Betel será reducido a nada».


Así que tomé el pecado de ustedes —o sea, el becerro que habían hecho—, lo derretí en el fuego y luego lo molí hasta que quedó hecho polvo, y después lo arrojé en el arroyo que baja del monte.


Le pidió cartas dirigidas a las sinagogas de Damasco para solicitarles su cooperación en el arresto de los seguidores del Camino que se encontraran ahí. Su intención era llevarlos —a hombres y mujeres por igual— de regreso a Jerusalén encadenados.


»Pero admito que soy seguidor del Camino, al cual ellos llaman secta. Adoro al Dios de nuestros antepasados y firmemente creo en la ley judía y en todo lo que escribieron los profetas.


Por ese tiempo, se generó un grave problema en Éfeso con respecto al Camino.


pero algunos se pusieron tercos, rechazaron el mensaje y hablaron públicamente en contra del Camino. Así que Pablo salió de la sinagoga y se llevó a los creyentes con él. Entonces asistía diariamente a la sala de conferencias de Tirano, donde exponía sus ideas y debatía.


Había recibido enseñanza en el camino del Señor y les enseñó a otros acerca de Jesús con espíritu entusiasta y con precisión. Sin embargo, él solo sabía acerca del bautismo de Juan.


Pues ellos suben a las azoteas y se postran ante el sol, la luna y las estrellas. Dicen seguir al Señor, pero al mismo tiempo rinden culto a Moloc.


«¡La virgen Israel ha caído; nunca volverá a levantarse! Yace abandonada en el suelo y no hay quien la levante».


El pueblo de Samaria debe sufrir las consecuencias de su culpa porque se rebeló contra su Dios. Un ejército invasor los matará; a sus niños los estrellarán contra el suelo hasta matarlos, y a las embarazadas las abrirán con espadas».


Ahora siguen pecando, haciendo ídolos de plata, imágenes hábilmente formadas por manos humanas. «¡Ofrézcanles sacrificios —gritan— y besen a ídolos que tienen forma de becerros!».


La gente de Samaria tiembla de miedo por su ídolo, el becerro en Bet-avén, y está de luto por él. Aunque sus sacerdotes se regocijan en él, su gloria será arrebatada.


»A pesar de que tú, Israel, eres una prostituta, que Judá no sea culpable de tales cosas. No te unas a la falsa adoración en Gilgal o Bet-avén, ni jures allí en el nombre del Señor.


Luego di: “De la misma manera Babilonia y su pueblo se hundirán para no levantarse jamás a causa de los desastres que traeré sobre ella”». Aquí terminan los mensajes de Jeremías.


Entonces el Señor me dijo: «Ahora diles: “Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘Beban de la copa de mi enojo. Emborráchense y vomiten; caigan para nunca más levantarse, porque envío guerras terribles contra ustedes’”.


Yo llamé al poderoso ejército de Egipto con todos sus carros de guerra y sus caballos. Los sumergí debajo de las olas, y se ahogaron; su vida se apagó como mecha humeante.


Quien se niega tercamente a aceptar la crítica será destruido de repente sin poder recuperarse.


Que les caigan carbones encendidos sobre la cabeza; que sean arrojados al fuego o a pozos llenos de agua donde no haya escapatoria.


¡Miren! ¡Han caído los que hacen el mal! Están derribados, jamás volverán a levantarse.


Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del Señor no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.


Sin embargo, no destruyó los becerros de oro que estaban en Betel y en Dan, con los cuales Jeroboam, hijo de Nabat, había hecho pecar a Israel.


Después Omri compró, por sesenta y ocho kilos de plata, la colina que ahora es conocida como Samaria a su dueño Semer. Construyó una ciudad sobre la colina y la llamó Samaria, en honor a Semer.


Él abandonará a Israel, debido a que Jeroboam pecó e hizo que Israel pecara con él».


También instituyó un festival religioso en Betel, que se celebraba el día quince del octavo mes, y que era una imitación del Festival de las Enramadas en Judá. Allí, en Betel, Jeroboam ofrecía sacrificios a los becerros que había hecho, y nombró sacerdotes para los santuarios paganos que había construido.


Oh Señor, bendice el servicio de los levitas y acepta todo el trabajo de sus manos. Hiere a sus enemigos donde más les duela y derriba a sus adversarios para que no vuelvan a levantarse».


La tierra se tambalea como un borracho; tiembla como una carpa en medio de una tormenta. Cae para no volver a levantarse, porque es muy pesada la culpa de su rebelión.


¿Y por qué sucede esto? Es a causa de la rebelión de Israel, sí, por los pecados de toda la nación. ¿Quién es culpable de la rebelión de Israel? ¡Samaria, su ciudad capital! ¿Dónde está el centro de la idolatría en Judá? ¡En Jerusalén, su capital!


Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse. En cambio, basta una sola calamidad para derribar al perverso.


¡Escucha, pueblo de Israel! Oye este canto fúnebre que entono:


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