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Amós 2:9 - Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »Pero ante los ojos de mi pueblo destruí a los amorreos, aunque eran tan altos como cedros y tan fuertes como robles. Destruí el fruto de sus ramas y arranqué sus raíces.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Yo, también, los saqué a ustedes de Egipto y los conduje por el desierto durante cuarenta años, para que tomaran posesión del territorio amorreo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Yo, que destruí ante ellos al amorreo, Cuya altura era como la de los cedros, Y cuya fortaleza como la del roble, Y aún así destruí su fruto por arriba y sus raíces por debajo;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Y esto, a pesar de que yo exterminé al amorreo ante ellos, tan alto como los cedros tan recio como los robles; yo destruí su fruto por arriba y sus raíces por abajo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Y yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como las encinas; y destruí su fruto por arriba, y sus raíces por abajo.

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Amós 2:9
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: «El día del juicio se acerca, ardiente como un horno. En aquel día el arrogante y el perverso serán quemados como paja. Serán consumidos, desde las raíces hasta las ramas.


Sus raíces se secarán y sus ramas se marchitarán.


(Og, rey de Basán, fue el último sobreviviente de los gigantes refaítas. Su cama era de hierro y tenía más de cuatro metros de largo y casi dos de ancho. Aún hoy se puede ver en la ciudad amonita de Rabá).


Pero presta atención a todo lo que hoy te ordeno, porque entonces iré delante de ustedes y expulsaré a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos.


Cuando hayan pasado cuatro generaciones, tus descendientes regresarán aquí, a esta tierra, porque los pecados de los amorreos no ameritan aún su destrucción».


»Así que ahora el Señor Soberano pregunta: “¿Crecerá y prosperará esa vid? ¡No! ¡Yo la arrancaré de raíz! Cortaré sus frutos y dejaré que se le sequen y marchiten las hojas. La arrancaré fácilmente, sin necesidad de un brazo fuerte ni de un gran ejército.


El día que el Señor les dio a los israelitas la victoria sobre los amorreos, Josué oró al Señor delante de todo el pueblo de Israel y dijo: «Que el sol se detenga sobre Gabaón, y la luna, sobre el valle de Ajalón».


Hoy sabrán que el Dios viviente está entre ustedes. Sin lugar a dudas, él expulsará a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos de delante de ustedes.


¿Adónde podemos ir? Nuestros hermanos nos desmoralizaron cuando nos dijeron: ‘Los habitantes de esa tierra son más altos que nosotros y son más fuertes, y las ciudades son grandes, ¡con murallas que llegan hasta el cielo! ¡Hasta vimos gigantes, los descendientes de Anac!’”.


Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.


Por lo tanto, así como las lenguas de fuego consumen los rastrojos, y la hierba seca se marchita y cae en medio de la llama, así las raíces de ellos se pudrirán y sus flores se marchitarán. Pues han rechazado la ley del Señor de los Ejércitos Celestiales; han despreciado la palabra del Santo de Israel.


¡Pero miren! El Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, con gran fuerza cortará al poderoso árbol de Asiria. Echará abajo a los soberbios; ese árbol altanero será talado.


»El Señor se enojó con los israelitas y los hizo vagar en el desierto durante cuarenta años hasta que murió la generación entera que había pecado a los ojos del Señor.


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