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Amós 2:11 - Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Elegí a algunos de sus hijos para ser profetas y a otros para ser nazareos. ¿Acaso puedes negar esto, Israel, pueblo mío? —pregunta el Señor—.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero ustedes hicieron tomar vino a los nazireos, y a los profetas les prohibieron predicar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y a vuestros hijos los elevé por profetas, Y a vuestros jóvenes por nazareos. ¿No es así, hijos de Israel?, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Yo suscité profetas entre vuestros hijos, y nazireos entre vuestros jóvenes. ¿No es verdad, hijos de Israel? -oráculo de Yahveh-.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel?

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Amós 2:11
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta ahora, no he dejado de enviarles a mis siervos, los profetas, día tras día;


«No digan semejantes cosas —responde la gente—. No profeticen así. ¡Esos desastres nunca nos llegarán!».


Nuestros príncipes antes rebosaban de salud, más brillantes que la nieve, más blancos que la leche. Sus rostros eran tan rosados como rubíes, su aspecto como joyas preciosas.


Los sacerdotes y los profetas presentaron sus acusaciones a los funcionarios y al pueblo. «¡Este hombre debe morir! —dijeron—. Ustedes han escuchado con sus propios oídos lo traidor que es, porque ha profetizado contra esta ciudad».


Esto dice el Señor acerca de los hombres de Anatot que deseaban mi muerte. Ellos habían dicho: «Te mataremos si no dejas de profetizar en el nombre del Señor».


»¡Oh pueblo mío, presta atención a las palabras del Señor! ¿Acaso he sido como un desierto para Israel? ¿Acaso le he sido una tierra de tinieblas? Entonces díganme por qué mi pueblo declara: “¡Por fin nos hemos librado de Dios! ¡No lo necesitamos más!”.


Esto dice el Señor: «¿Qué mal encontraron en mí sus antepasados que los llevó a alejarse tanto de mi lado? Rindieron culto a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles.


Repetidas veces el Señor, Dios de sus antepasados, envió a sus profetas para advertirles, porque tenía compasión de su pueblo y de su templo.


Una y otra vez el Señor envió a sus profetas y videntes para dar a Israel y a Judá la siguiente advertencia: «Apártense de sus malos caminos. Obedezcan mis mandatos y decretos, es decir, toda la ley que les ordené a sus antepasados que obedecieran y que les di a ustedes a través de mis siervos, los profetas».


Cierto día, el grupo de profetas fue a ver a Eliseo para decirle: —Como puedes ver, este lugar, donde nos reunimos contigo es demasiado pequeño.


El rey de Israel contestó a Josafat: —Hay un hombre más que podría consultar al Señor por nosotros, pero lo detesto. ¡Nunca me profetiza nada bueno, solo desgracias! Se llama Micaías, hijo de Imla. —¡Un rey no debería hablar de esa manera! —respondió Josafat—. Escuchemos lo que tenga que decir.


Enseguida el profeta se quitó la venda de los ojos, y el rey lo reconoció como uno de los profetas.


Mientras tanto, el Señor le ordenó a un miembro del grupo de profetas que le dijera a otro: «¡Golpéame!»; pero el hombre se negó a golpearlo.


Entonces un profeta fue a ver a Acab, rey de Israel, y le dijo: —Esto dice el Señor: “¿Ves todas esas fuerzas enemigas? Hoy las entregaré en tus manos. Así sabrás que yo soy el Señor”.


Después unge a Jehú, nieto de Nimsi, para que sea rey de Israel; y unge a Eliseo, hijo de Safat, de la tierra de Abel-mehola, para que tome tu lugar como mi profeta.


Cierta vez, cuando Jezabel intentaba matar a todos los profetas del Señor, Abdías escondió a cien de ellos en dos cuevas; metió a cincuenta profetas en cada cueva y les dio comida y agua).


Ahora bien, Elías, quien era de Tisbé en Galaad, le dijo al rey Acab: «Tan cierto como que el Señor vive, el Dios de Israel —a quien sirvo—, no habrá rocío ni lluvia durante los próximos años, ¡hasta que yo dé la orden!».


envió tropas para capturarlo. Pero cuando llegaron y vieron que Samuel dirigía a un grupo de profetas que estaban profetizando, el Espíritu de Dios vino sobre los hombres de Saúl y ellos también comenzaron a profetizar.


Entonces todo Israel, desde Dan en el norte hasta Beerseba en el sur, supo que Samuel había sido confirmado como profeta del Señor.


Levantaré un profeta como tú de entre sus hermanos israelitas. Pondré mis palabras en su boca, y él dirá al pueblo todo lo que yo le ordene.


»¡Pueblo terco! Ustedes son paganos de corazón y sordos a la verdad. ¿Resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también!


—¡Les ordenamos estrictamente que no enseñaran nunca más en nombre de ese hombre! —les dijo—. En lugar de eso, han llenado a toda Jerusalén con la enseñanza acerca de él, ¡y quieren hacernos responsables de su muerte!


Entonces llamaron nuevamente a los apóstoles y les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús.


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