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Abdías 1:21 - Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Los que hayan sido rescatados subirán al monte Sion en Jerusalén para gobernar sobre las montañas de Edom. ¡Y el Señor mismo será rey!».

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Biblia Reina Valera 1960

21 Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 subirán victoriosos al monte Sión para gobernar de allí a los cerros de Esaú. Entonces Yavé reinará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y subirán victoriosos al monte° de Sión para juzgar al monte de Esaú, y el reino será de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Y subirán victoriosos al monte Sión para juzgar a la montaña de Esaú. ¡El reino será de Yahveh!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Y vendrán salvadores al monte de Sión para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová.

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Abdías 1:21
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo: «Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por siempre y para siempre».


pueden estar seguros de que quien haga volver al pecador de su mal camino salvará a esa persona de la muerte y traerá como resultado el perdón de muchos pecados.


El Señor será rey sobre toda la tierra. En aquel día habrá un solo Señor y únicamente su nombre será adorado.


Entonces se dará al pueblo santo del Altísimo la soberanía, el poder y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo. El reino del Altísimo permanecerá para siempre y todos los gobernantes le servirán y obedecerán».


Ten mucho cuidado de cómo vives y de lo que enseñas. Mantente firme en lo que es correcto por el bien de tu propia salvación y la de quienes te oyen.


Pues el poder de la realeza pertenece al Señor; él gobierna a todas las naciones.


de comer y beber a mi mesa en mi reino, y se sentarán sobre tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel.


»Durante los gobiernos de esos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido o conquistado. Aplastará por completo a esos reinos y permanecerá para siempre.


Este servirá de señal y de testimonio de que se adora al Señor de los Ejércitos Celestiales en la tierra de Egipto. Cuando el pueblo clame al Señor por ayuda contra quienes lo oprimen, él enviará un salvador que lo rescatará.


Entonces el Señor levantó jueces para rescatar a los israelitas de la mano de sus agresores.


Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años.


Entonces volví a oír algo que parecía el grito de una inmensa multitud o el rugido de enormes olas del mar o el estruendo de un potente trueno, que decían: «¡Alabado sea el Señor! Pues el Señor nuestro Dios, el Todopoderoso, reina.


No permitas que cedamos ante la tentación, sino rescátanos del maligno.


Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.


Pero todo el que invoque el nombre del Señor será salvo; pues algunos que están en el monte Sion en Jerusalén escaparán, tal como el Señor lo ha dicho. Estos se contarán entre los sobrevivientes a quienes el Señor ha llamado.


Los sabios resplandecerán tan brillantes como el cielo y quienes conducen a muchos a la justicia brillarán como estrellas para siempre.


Se le dio autoridad, honra y soberanía sobre todas las naciones del mundo, para que lo obedecieran los de toda raza, nación y lengua. Su gobierno es eterno, no tendrá fin. Su reino jamás será destruido.


La estatua quedó reducida a pequeños trozos de hierro, barro, bronce, plata y oro. Luego el viento se los llevó sin dejar rastro alguno, como la paja cuando se trilla el grano. Sin embargo, la roca que derrumbó la estatua se convirtió en una gran montaña que cubrió toda la tierra.


Entonces las naciones temblarán ante el Señor; los reyes de la tierra temblarán ante su gloria.


Así que el Señor envió a un hombre para rescatar a los israelitas de la tiranía de los arameos. Después Israel vivió a salvo otra vez como en tiempos anteriores.


Pero cuando el pueblo de Israel clamó al Señor por ayuda, el Señor levantó a un libertador para salvarlos. Se llamaba Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb.


Así que los entregaste en manos de sus enemigos, quienes los hicieron sufrir; pero en sus momentos de angustia clamaron a ti, y desde el cielo los escuchaste. En tu gran misericordia, les enviaste libertadores que los rescataron de sus enemigos.


Pues Dios es el Rey de toda la tierra. Alábenlo con un salmo.


Que el mundo entero cante de alegría, porque tú gobiernas a las naciones con justicia y guías a los pueblos del mundo. Interludio


Y el Señor le dijo: —Los hijos que llevas en tu vientre llegarán a ser dos naciones, y desde el principio las dos naciones serán rivales. Una nación será más fuerte que la otra; y tu hijo mayor servirá a tu hijo menor.


Que los ricos de la tierra hagan fiesta y adoren. Inclínense ante él, todos los mortales, aquellos cuya vida terminará como polvo.


Entonces, la gloria de la luna menguará, y el resplandor del sol se desvanecerá, porque el Señor de los Ejércitos Celestiales reinará en el monte Sion. Reinará con gran gloria en Jerusalén, a los ojos de todos los líderes de su pueblo.


Los que son débiles sobrevivirán como un remanente; los que fueron desterrados volverán a ser una nación poderosa. Entonces yo, el Señor, desde Jerusalén gobernaré como su rey para siempre».


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