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2 Timoteo 1:7 - Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Porque Dios no nos dio un espíritu de timidez, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de buen juicio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pues el Espíritu que Dios nos dio no es de timidez sino de fortaleza, de amor y de autodominio.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Porque no nos ha dado Dios un espíritu de temor, sino de poder, y de amor, y de templanza.

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2 Timoteo 1:7
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre».


En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios.


En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad,


»Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.


Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.


pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.


Entonces me dijo: —El Señor dice a Zorobabel: “No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.


Al que es honrado, él le concede el tesoro del sentido común. Él es un escudo para los que caminan con integridad.


El sentido común y el éxito me pertenecen. La fuerza y la inteligencia son mías.


Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor.


Únicamente de esa manera el Hijo podía libertar a todos los que vivían esclavizados por temor a la muerte.


pero mi vida no vale nada para mí a menos que la use para terminar la tarea que me asignó el Señor Jesús, la tarea de contarles a otros la Buena Noticia acerca de la maravillosa gracia de Dios.


Y mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos. En lugar de usar discursos ingeniosos y persuasivos, confié solamente en el poder del Espíritu Santo.


»Ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como prometió mi Padre; pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo venga y los llene con poder del cielo».


Y saben que Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder. Después Jesús anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


Yo, en cambio, estoy lleno de poder, lleno del Espíritu del Señor. Estoy lleno de justicia y de fuerza para denunciar con valentía el pecado y la rebelión de Israel.


Que sea intachable en guardar tus decretos; entonces nunca seré avergonzado.


Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados, por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero. Ámense profundamente de todo corazón.


Pero él dijo: «¿Por qué todo este llanto? ¡Me parten el corazón! Yo estoy dispuesto no solo a ser encarcelado en Jerusalén, sino incluso a morir por el Señor Jesús».


Nos contó del amor por los demás que el Espíritu Santo les ha dado.


Esteban, un hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía señales y milagros asombrosos entre la gente.


La predicación de Saulo se hacía cada vez más poderosa, y los judíos de Damasco no podían refutar las pruebas de que Jesús de verdad era el Mesías.


La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre liberado de los demonios. Estaba sentado a los pies de Jesús, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.


Pero Pablo respondió: —No estoy loco, excelentísimo Festo. Lo que digo es la pura verdad,


»Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre!


Muchas veces hice que los castigaran en las sinagogas para que maldijeran a Jesús. Estaba tan violentamente en contra de ellos que los perseguí hasta en ciudades extranjeras.


Y el Espíritu del Señor reposará sobre él: el Espíritu de sabiduría y de entendimiento, el Espíritu de consejo y de poder, el Espíritu de conocimiento y de temor del Señor.


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