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2 Samuel 6:20 - Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Cuando David regresó a su hogar para bendecir a su propia familia, Mical, la hija de Saúl, salió a su encuentro y le dijo indignada: —¡Qué distinguido se veía hoy el rey de Israel, exhibiéndose descaradamente delante de las sirvientas tal como lo haría cualquier persona vulgar!

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Biblia Reina Valera 1960

20 Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 David también regresó a su casa para bendecirla. Entonces Mical, la hija de Saúl, salió al encuentro de David y le dijo: '¡Realmente el rey de Israel se ha cubierto de gloria hoy día! Te has quitado la ropa ante los ojos de las mujeres de tus servidores como lo haría un hombre cualquiera'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Pero al regresar David para bendecir su casa, Mical hija de Saúl salió al encuentro de David y dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy a ojos de las criadas de sus siervos, como se descubre un bufón cualquiera!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Cuando David se volvió para bendecir su casa, salió a su encuentro Mical, hija de Saúl, y le dijo: '¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, desnudándose ante los ojos de las criadas de sus servidores como si fuera un cualquiera!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Volvió luego David para bendecir su casa; y salió Mical, hija de Saúl, a recibir a David y le dijo: ¡Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre un cualquiera!

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2 Samuel 6:20
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces, cuando el arca del Señor entraba a la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl, se asomó por la ventana. Cuando vio que el rey David saltaba y danzaba ante el Señor, se llenó de desprecio hacia él.


Y David danzó ante el Señor con todas sus fuerzas, vestido con una vestidura sacerdotal.


Le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit, las cuales él usó para contratar a unos hombres alborotadores e imprudentes que aceptaron seguirlo.


Cuando sus familiares oyeron lo que sucedía, intentaron llevárselo. «Está fuera de sí», decían.


Tendré cuidado de llevar una vida intachable; ¿cuándo vendrás a ayudarme? Viviré con integridad en mi propio hogar.


Te exaltaré, Señor, porque me rescataste; no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.


Ellos son necios, hijos de nadie, gentuza de la sociedad.


Luego todos regresaron a su casa, y David volvió a su hogar para bendecir a su propia familia.


Cuando terminó de ofrecer los sacrificios, David bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales.


Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.


Yo lo escogí a fin de que él ordene a sus hijos y a sus familias que se mantengan en el camino del Señor haciendo lo que es correcto y justo. Entonces yo haré para Abraham todo lo que he prometido».


Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: —Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí?


Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Una de las sirvientas que trabajaba para el sumo sacerdote pasó


Los hijos de Saúl eran Jonatán, Is-boset y Malquisúa. También tuvo dos hijas, Merab, la mayor, y Mical.


Después repartió a todos los israelitas que estaban allí reunidos, tanto hombres como mujeres, una hogaza de pan, un pastel de dátiles y un pastel de pasas de uva. Luego todos regresaron a su casa.


Por otra parte, tampoco seas demasiado malo. ¡No seas necio! ¿Para qué morir antes de tiempo?


Mientras tanto, Mical, otra hija de Saúl, se había enamorado de David, y cuando Saúl se enteró se puso contento.


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