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2 Samuel 14:20 - Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Lo hizo para que pueda ver el asunto con otros ojos. ¡Pero usted es tan sabio como un ángel de Dios, y comprende todo lo que sucede entre nosotros!

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Biblia Reina Valera 1960

20 Para mudar el aspecto de las cosas Joab tu siervo ha hecho esto; pero mi señor es sabio conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que hay en la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Tu servidor Joab disfrazó la situación pendiente con esta historia, pero la sabiduría del rey mi señor es como la sabiduría de un ángel de Dios, pues sabe todo lo que pasa en la tierra'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Tu siervo Joab hizo esto para cambiar la apariencia del asunto, pero mi señor es sabio, conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer todo lo que hay en la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Joab, tu siervo, ha obrado así, para abordar indirectamente el tema; pero mi señor es tan sagaz como un ángel de Dios para discernir todo cuanto en la tierra sucede'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Para cambiar el aspecto de las cosas, Joab tu siervo ha hecho esto; y mi señor es sabio, conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para saber todas las cosas que hay en la tierra.

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2 Samuel 14:20
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Sí, mi señor el rey nos devolverá la tranquilidad de espíritu”. Sé que usted es como un ángel de Dios que puede distinguir entre lo bueno y lo malo. Que el Señor su Dios esté con usted.


Siba me calumnió cuando dijo que me negué a venir. Pero sé que mi señor el rey es como un ángel de Dios, así que haga como mejor le parezca.


Adular a un amigo es tenderle una trampa para los pies.


La lengua mentirosa odia a sus víctimas, y las palabras aduladoras llevan a la ruina.


De nuevo David le preguntó al Señor qué debía hacer. «No los ataques de frente —le contestó el Señor—. En cambio, rodéalos y, cerca de los álamos, atácalos por la retaguardia.


Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.


Pero Aquis insistió: —En lo que a mí respecta, eres tan perfecto como un ángel de Dios. Pero los comandantes filisteos tienen miedo e insisten en que no los acompañen en la batalla.


Si yo hubiera traicionado al rey y matado a su hijo —y de seguro el rey descubriría quién lo hizo—, usted sería el primero en abandonarme a mi suerte.


Todos mis parientes y yo solo podíamos esperar la muerte de su parte, mi señor, ¡pero en cambio me honró al permitirme comer a su propia mesa! ¿Qué más puedo pedir?


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