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2 Reyes 6:33 - Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Mientras Eliseo decía esto, el mensajero llegó, y el rey dijo: —¡Todo este sufrimiento viene del Señor! ¿Por qué seguiré esperando al Señor?

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Biblia Reina Valera 1960

33 Aún estaba él hablando con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más a Jehová?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Todavía estaba hablando Eliseo con ellos cuando llegó a la casa el rey: 'Esta desgracia viene de Yavé, dijo, ¿qué puedo ya esperar de Yavé?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Aún hablaba con ellos, cuando he aquí el mensajero° bajaba a él, y dijo: Reconozco que esta desgracia es de parte de YHVH. ¿Qué más podría esperar de parte de YHVH?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Estaba aún hablando con ellos cuando bajó el rey y le dijo: 'Ciertamente esta desgracia viene de Yahveh. ¿Qué puedo yo esperar ya de Yahveh?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

33 Y cuando él aún estaba hablando con ellos, he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más a Jehová?

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2 Reyes 6:33
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Su esposa le dijo: «¿Todavía intentas conservar tu integridad? Maldice a Dios y muérete».


Irán de un lugar a otro, fatigados y hambrientos. Y porque tienen hambre, se pondrán furiosos y maldecirán a su rey y a su Dios. Levantarán la mirada al cielo


para que Satanás no se aproveche de nosotros. Pues ya conocemos sus maquinaciones malignas.


No obstante, ahora es tiempo de perdonarlo y consolarlo; de otro modo, podría ser vencido por el desaliento.


Cierto día, Jesús les contó una historia a sus discípulos para mostrarles que siempre debían orar y nunca darse por vencidos.


Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y este se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará.


¿Cuándo dejarás de correr? ¿Cuándo desistirás de jadear tras otros dioses? Pero tú dices: “Ahórrate tus palabras. ¡Estoy enamorada de estos dioses ajenos, y no puedo dejar de amarlos!”.


Entre ustedes, ¿quién teme al Señor y obedece a su siervo? Si caminan en tinieblas, sin un solo rayo de luz, confíen en el Señor y dependan de su Dios.


¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!


Yo esperaré al Señor, que se ha apartado de los descendientes de Jacob; pondré mi esperanza en él.


La gente arruina su vida por su propia necedad, y después se enoja con el Señor.


Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza.


Pues los perversos serán destruidos, pero los que confían en el Señor poseerán la tierra.


Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.


Espera con paciencia al Señor. Sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia.


Así que extiende tu mano y quítale la salud, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!


y dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo estaré cuando me vaya. El Señor me dio lo que tenía, y el Señor me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre del Señor!».


Así que extiende tu mano y quítale todo lo que tiene, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!


Con gemidos, Saúl le dijo a su escudero: «Toma tu espada y mátame antes de que estos filisteos paganos lleguen para atravesarme, burlarse de mí y torturarme». Pero su escudero tenía miedo y no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se echó sobre ella.


Caín respondió al Señor: —¡Mi castigo es demasiado grande para soportarlo!


»Hijo de hombre, da este mensaje al pueblo de Israel: “Ustedes dicen: ‘Nuestros pecados son una carga pesada; ¡nos consumimos poco a poco! ¿Cómo sobreviviremos?’.


Eliseo le respondió: —¡Escucha el mensaje del Señor! Esto dice el Señor: “Mañana, a esta hora, en los mercados de Samaria, siete litros de harina selecta costarán apenas una pieza de plata y catorce litros de grano de cebada costarán apenas una pieza de plata”.


—¿Qué haremos ahora? —clamó el rey de Israel—. El Señor nos ha traído a los tres aquí para que el rey de Moab nos derrote.


para que te vuelvas en contra de Dios y digas estas cosas malvadas?


¿Quién puede ordenar que algo suceda sin permiso del Señor?


Entonces, ¿por qué nosotros, simples humanos, habríamos de quejarnos cuando somos castigados por nuestros pecados?


Cuando el cuerno de carnero toca la alarma, ¿no debería el pueblo estar alarmado? ¿Llega el desastre a una ciudad sin que el Señor lo haya planeado?


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