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2 Reyes 6:15 - Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Al día siguiente, cuando el sirviente del hombre de Dios se levantó temprano y salió, había tropas, caballos y carros de guerra por todos lados. —¡Oh señor! ¿Qué vamos a hacer ahora? —gritó el joven a Eliseo.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 El sirviente del hombre de Dios se levantó muy temprano y, cuando salió, vio que un regimiento rodeaba la ciudad con sus caballos y carros. El muchacho dijo a Eliseo: '¡Ay, señor mío! ¿Qué vamos a hacer?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y cuando el siervo del varón de Dios madrugó para salir, he aquí un ejército con caballos y carros° rodeando la ciudad. Y su siervo le dijo: ¡Ay, señor mío! ¿Cómo haremos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 El criado del varón de Dios se levantó muy de mañana y, al salir fuera, se encontró con que un fuerte ejército, con caballos y carros, rodeaba la ciudad. El criado de Eliseo le dijo: '¡Ay, señor mío! ¿Qué haremos?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Y levantándose de mañana el que servía al varón de Dios, para salir, he aquí el ejército que tenía cercada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?

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2 Reyes 6:15
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

—¿Por qué tienen miedo? —preguntó Jesús—. ¡Tienen tan poca fe! Entonces se levantó y reprendió al viento y a las olas y, de repente, hubo una gran calma.


Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda».


El terror se apoderará de ellos, un terror como nunca han conocido. Dios esparcirá los huesos de tus enemigos. Los avergonzarás, porque Dios los ha rechazado.


Entonces Moisés y su ayudante Josué salieron, y Moisés subió al monte de Dios.


Allí, en la ciudad de Salamina, fueron a las sinagogas judías y predicaron la palabra de Dios. Juan Marcos fue con ellos como su asistente.


pero mientras uno de ellos cortaba un árbol, la cabeza de su hacha cayó al río. —¡Ay, señor! —gritó—. ¡Era un hacha prestada!


Por haber hecho esto, tú y todos tus descendientes sufrirán la lepra de Naamán para siempre. Cuando Giezi salió de la habitación, estaba cubierto de lepra; su piel se puso blanca como la nieve.


Ahora bien, Giezi, el sirviente de Eliseo, hombre de Dios, se dijo a sí mismo: «Mi amo no debería haber dejado ir al arameo sin aceptar ninguno de sus regalos. Tan cierto como que el Señor vive, yo iré tras él y le sacaré algo».


Pero el rey Josafat de Judá preguntó: —¿Acaso no hay ningún profeta del Señor con nosotros? Si es así, podemos preguntarle al Señor por medio de él qué debemos hacer. Uno de los oficiales del rey Joram respondió: —Eliseo, hijo de Safat, está entre nosotros. Él era el ayudante personal de Elías.


Entonces Eliseo regresó a donde estaban sus bueyes y los mató. Con la madera del arado hizo una fogata para asar la carne. Repartió la carne asada entre la gente del pueblo, y todos comieron. Después se fue con Elías como su ayudante.


Así que una noche, el rey de Aram envió un gran ejército con muchos caballos y carros de guerra para rodear la ciudad.


—¡No tengas miedo! —le dijo Eliseo—. ¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos!


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