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2 Reyes 1:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Elías respondió al capitán: —Si yo soy un hombre de Dios, ¡que caiga fuego del cielo y te destruya a ti y a tus cincuenta hombres! Enseguida cayó fuego del cielo y los mató a todos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Elías respondió al jefe de los cincuenta: '¡Si soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus ciencuenta hombres!' Y bajó fuego del cielo, y lo devoró a él y a sus cincuenta hombres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y Elías respondió al capitán de cincuenta, diciendo: Si yo soy varón de Dios, ¡descienda fuego de los cielos y te consuma a ti y a tus cincuenta! Y bajó fuego de los cielos, y lo consumió a él y a sus cincuenta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Respondió Elías al jefe de los cincuenta: 'Si soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta hombres'. Y al instante bajó fuego del cielo y los devoró a él y sus cincuenta.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Y Elías respondió, y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta.

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2 Reyes 1:10
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando Santiago y Juan vieron eso, le dijeron a Jesús: «Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que los consuma?».


—¡Miren! —gritó Nabucodonosor—. ¡Yo veo a cuatro hombres desatados que caminan en medio del fuego sin sufrir daño! ¡Y el cuarto hombre se parece a un dios!


porque nuestro Dios es un fuego que todo lo consume.


Ya que el rey, en su enojo, había exigido que el horno estuviera bien caliente, las llamas mataron a los soldados mientras arrojaban dentro a los tres hombres.


Si alguien trata de hacerles daño, sale fuego de sus bocas y consume a sus enemigos. Así debe morir cualquiera que intente hacerles daño.


Sobre sus seguidores cayó fuego; una llama consumió a los perversos.


Mientras este mensajero todavía hablaba, llegó otro con esta noticia: «Cayó del cielo el fuego de Dios y calcinó a las ovejas y a todos los pastores; yo soy el único que escapó para contárselo».


Herodes Agripa ordenó que se hiciera una búsqueda exhaustiva para encontrar a Pedro. Como no pudieron encontrarlo, Herodes interrogó a los guardias y luego los condenó a muerte. Después Herodes se fue de Judea para quedarse en Cesarea por un tiempo.


Los líderes religiosos contestaron: —A los hombres malvados les dará una muerte horrible y alquilará el viñedo a otros que le darán su porción después de cada cosecha.


Entonces el rey dio órdenes de que arrestaran a los hombres que maliciosamente habían acusado a Daniel y los hizo echar al foso de los leones, junto con sus esposas y con sus hijos. Los leones saltaron sobre ellos y los despedazaron aun antes de que llegaran al piso del foso.


«No toquen a mi pueblo elegido ni hagan daño a mis profetas».


Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del Señor no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.


Pero Micaías respondió: «¡Si tú regresas a salvo, eso significará que el Señor no habló por medio de mí!». Entonces dirigiéndose a los que estaban alrededor, agregó: «¡Todos ustedes, tomen nota de mis palabras!».


Entonces un fuego ardiente salió del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso.


Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento.


Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta hombres, y el capitán dijo a Elías: —Hombre de Dios, el rey te exige que bajes de inmediato.


Como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y los consumió por completo, y murieron ahí ante el Señor.


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