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2 Pedro 1:10 - Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Así que, amados hermanos, esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas y nunca caerán.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Por lo tanto, hermanos, esfuércense por confirmar el llamado de Dios que los ha elegido. Si obran así, no decaerán,

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Por lo cual hermanos, procurad aún hacer más firme vuestro llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas, no tropezaréis° jamás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Por eso, hermanos, poned más empeño todavía en consolidar vuestra vocación y elección; que, haciendo esto, jamás tropezaréis.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Por lo cual, hermanos, procurad tanto más hacer firme vuestro llamamiento y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.

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2 Pedro 1:10
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Queridos amigos, ustedes ya saben estas cosas. Así que manténganse en guardia; entonces no serán arrastrados por los errores de esa gente perversa y no perderán la base firme que tienen.


Nuestro gran deseo es que sigan amando a los demás mientras tengan vida, para asegurarse de que lo que esperan se hará realidad.


Él no permitirá que tropieces; el que te cuida no se dormirá.


¡Enemigos míos, no se regodeen de mí! Pues aunque caiga, me levantaré otra vez. Aunque esté en oscuridad, el Señor será mi luz.


A estas personas no las vencerá el mal; a los rectos se los recordará por mucho tiempo.


En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento;


Sin embargo, la verdad de Dios se mantiene firme como una piedra de cimiento con la siguiente inscripción: «El Señor conoce a los que son suyos», y «Todos los que pertenecen al Señor deben apartarse de la maldad».


Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde jamás seré sacudido.


Benditos son los que lavan sus ropas. A ellos se les permitirá entrar por las puertas de la ciudad y comer del fruto del árbol de la vida.


Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean.


Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo, y su Espíritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. Que Dios les conceda cada vez más gracia y paz.


Benditos todos los que se aseguran de cumplir esto. Benditos los que honran mis días de descanso, y procuran no hacer el mal.


Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido.


Aunque tropiecen, nunca caerán, porque el Señor los sostiene de la mano.


Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios.


Los que prestan dinero sin cobrar intereses y no aceptan sobornos para mentir acerca de un inocente. Esa gente permanecerá firme para siempre.


»Pues muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».


Pues los dones de Dios y su llamado son irrevocables.


Pues el que obedece todas las leyes de Dios menos una es tan culpable como el que las desobedece todas,


Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia;


Por lo cual, queridos amigos, mientras esperan que estas cosas ocurran, hagan todo lo posible para que se vea que ustedes llevan una vida pacífica que es pura e intachable a los ojos de Dios.


Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien es poderoso para evitar que caigan, y para llevarlos sin mancha y con gran alegría a su gloriosa presencia.


Cuando regresaron, le dijeron a Josué: «No es necesario que todos vayamos a Hai; bastará con dos mil o tres mil hombres para atacar la ciudad. Dado que ellos son tan pocos, no hagas que todo nuestro pueblo se canse teniendo que subir hasta allí».


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