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2 Crónicas 32:21 - Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Entonces el Señor envió a un ángel que destruyó al ejército asirio junto con todos sus comandantes y oficiales. Senaquerib se vio obligado a regresar a su propia tierra avergonzado; y cuando entró al templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí mismo a espada.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Y Yavé envió un ángel que exterminó a todos los mejores guerreros de su ejército, a los príncipes y a los jefes que había en el campamento del rey de Asur. Este volvió a su tierra con gran vergüenza y al entrar a la casa de su dios, allí mismo, sus propios hijos lo mataron a espada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y YHVH envió un ángel, el cual hirió a todos los guerreros esforzados, y capitanes y jefes, en el campamento del rey de Asiria, quien regresó a su tierra con rostro avergonzado; y cuando entró en el templo de su dios, los que habían salido de sus entrañas° lo mataron allí a espada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Y Yahveh envió un ángel que exterminó a todos los guerreros valientes, a los príncipes y a los jefes del campamento del rey de Asiria, que tuvo que volverse a su tierra con el rostro cubierto de vergüenza. Y allí, al entrar en el templo de su dios, sus propios hijos lo mataron a filo de espada.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Y Jehová envió un ángel, el cual hirió a todo hombre esforzado y valiente, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Así se volvió con vergüenza de rostro a su tierra; y cuando entró en el templo de su dios, los que habían salido de sus propias entrañas lo mataron a espada.

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2 Crónicas 32:21
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Nuestros enemigos más audaces fueron saqueados y yacen ante nosotros en el sueño de la muerte. No hay guerrero que pueda levantarse contra nosotros.


Al instante, un ángel del Señor hirió a Herodes con una enfermedad, porque él aceptó la adoración de la gente en lugar de darle la gloria a Dios. Así que murió carcomido por gusanos.


Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su majestad.


»¡Yo soy el Señor; ese es mi nombre! No le daré mi gloria a nadie más, ni compartiré mi alabanza con ídolos tallados.


Después, Isaías, hijo de Amoz, le envió a Ezequías el siguiente mensaje: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Ya que oraste respecto al rey Senaquerib de Asiria,


Con tu pequeño ejército, ¿cómo se te ocurre desafiar siquiera al contingente más débil de las tropas de mi amo, aunque contaras con la ayuda de los carros de guerra y sus conductores de Egipto?


Dirá: “Pronto cada uno de mis príncipes será un rey.


El orgullo va delante de la destrucción, y la arrogancia antes de la caída.


El orgullo lleva a la deshonra, pero con la humildad viene la sabiduría.


Vestiré de vergüenza a sus enemigos, pero él será un rey glorioso».


Él quiebra el orgullo de los príncipes, y los reyes de la tierra le temen.


¡Con razón eres tan temido! ¿Quién puede quedar en pie ante ti cuando estalla tu ira?


Le das grandes victorias a tu rey; le muestras amor inagotable a tu ungido, a David y a todos sus descendientes para siempre.


Dios es tan sabio y tan poderoso. ¿Quién lo ha desafiado alguna vez con éxito?


Después, Isaías, hijo de Amoz, le envió a Ezequías el siguiente mensaje: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: “He oído tu oración con respecto al rey Senaquerib de Asiria,


Sin embargo, cuando el ángel se disponía a destruir Jerusalén, el Señor desistió y le dijo al ángel de la muerte: «¡Detente! ¡Ya es suficiente!». En ese momento el ángel del Señor estaba junto al campo de trillar de Arauna el jebuseo.


Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios.


Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amoz, clamaron en oración al Dios del cielo.


Así es como el Señor libró a Ezequías y al pueblo de Jerusalén del rey Senaquerib de Asiria y de todos los demás que los amenazaban. Entonces hubo paz por todo el país.


No podemos escapar de la constante humillación; tenemos la vergüenza dibujada en el rostro.


A la ráfaga de tu aliento, oh Dios de Jacob, sus caballos y carros de guerra quedan inmóviles.


Quebrantaré a los asirios cuando estén en Israel; los pisotearé en mis montañas. Mi pueblo ya no será más esclavo de ellos ni se doblará ante sus cargas pesadas.


—Por favor, habla al Señor por nosotros y pídele que nos ayude. El rey Nabucodonosor está atacando a Judá. Quizá el Señor sea misericordioso y haga un poderoso milagro como lo ha hecho en el pasado. Tal vez obligue a Nabucodonosor a que retire sus ejércitos.


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