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2 Crónicas 31:5 - Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Cuando los israelitas escucharon estos requisitos respondieron con generosidad; dieron la primera porción de su grano, vino nuevo, aceite de oliva, miel y de todo lo que producían sus campos. Llevaron grandes cantidades, el diezmo de todo lo que habían producido.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Cuando se promulgó esta disposición, los hijos de Israel trajeron en abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite y de la miel y de todos los productos del campo: ofrecieron abundantes diezmos de todo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y cuando se divulgó el edicto, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, mosto, aceite y miel, y de todo fruto del campo, y trajeron los diezmos de todas las cosas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Cuando esta disposición se hizo pública, los israelitas entregaron en abundancia las primicias del trigo, del mosto, del aceite, de la miel y de todos los productos del campo; entregaron en abundancia el diezmo de todo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y como este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo los diezmos de todas las cosas en abundancia.

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2 Crónicas 31:5
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Entonces, una vez más, todo el pueblo de Judá comenzó a llevar sus diezmos de grano, de vino nuevo y de aceite de oliva a los depósitos del templo.


Honra al Señor con tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces.


También me aseguré de que llegara el suministro de leña para el altar y las primeras porciones de la cosecha en los tiempos establecidos. Recuerda esto a mi favor, oh Dios mío.


Ese día se designaron hombres para que se encargaran de los depósitos para las ofrendas, la primera parte de la cosecha y los diezmos. Eran responsables de recolectar de los campos fuera de las ciudades las porciones especificadas por la ley para los sacerdotes y los levitas. Pues todo el pueblo de Judá se complacía en los sacerdotes y los levitas y en el trabajo que prestaban.


junten una ofrenda sagrada para el Señor. Que todas las personas de corazón generoso presenten al Señor las siguientes ofrendas: oro, plata y bronce;


Ellos se han mantenido tan puros como vírgenes, y son los que siguen al Cordero dondequiera que va. Han sido comprados de entre los pueblos de la tierra como ofrenda especial para Dios y para el Cordero.


Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión.


Lo cierto es que Cristo sí resucitó de los muertos. Él es el primer fruto de una gran cosecha, el primero de todos los que murieron.


»También te doy las ofrendas de la cosecha que el pueblo presenta al Señor: lo mejor del aceite de oliva y del vino nuevo y del grano.


»Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del Señor tu Dios lo mejor de la primera cosecha. »No cocines a un cabrito en la leche de su madre.


»Deberás celebrar el Festival de la Cosecha, con los primeros frutos de la cosecha del trigo, y celebrar también el Festival de la Cosecha Final cuando termine la temporada de la cosecha.


»Cuando recojas tus cosechas, lleva a la casa del Señor tu Dios lo mejor de la primera cosecha. »No cocines a un cabrito en la leche de su madre.


»No retengas nada cuando me entregues las ofrendas de tus cosechas y de tu vino. »Deberás darme a tu primer hijo varón.


y los creyentes también gemimos —aunque tenemos al Espíritu Santo en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura— porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió.


»La décima parte de los productos de la tierra, ya sea grano de los campos o fruto de los árboles, le pertenece al Señor y debe ser apartada, es santa para el Señor.


El Señor le dio más instrucciones a Aarón: «Yo mismo te he puesto a cargo de todas las ofrendas sagradas que me trae el pueblo de Israel. A ti y a tus hijos les he dado todas estas ofrendas consagradas como su porción perpetua.


Todas las primeras cosechas de la tierra que el pueblo presente al Señor te pertenecen. Todo miembro de tu familia que esté ceremonialmente puro podrá comer de estos alimentos.


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