2 Crónicas 23:14 - Biblia Nueva Traducción Viviente14 Después el sacerdote Joiada ordenó a los comandantes que estaban a cargo de las tropas: «Llévensela a los soldados que están de guardia frente al templo, y maten a cualquiera que intente rescatarla». Pues el sacerdote había dicho: «No deben matarla dentro del templo del Señor». សូមមើលជំពូកកំណែច្រើនទៀតBiblia Reina Valera 196014 Pero el sacerdote Joiada mandó que salieran los jefes de centenas del ejército, y les dijo: Sacadla fuera del recinto, y al que la siguiere, matadlo a filo de espada; porque el sacerdote había mandado que no la matasen en la casa de Jehová. សូមមើលជំពូកBiblia Católica (Latinoamericana)14 Pero el sacerdote Joyadá dio la siguiente orden a los jefes de cien que estaban al frente de las tropas: 'Háganla salir de las filas, y el que la siga sea pasado por espada. Porque había dicho el sacerdote: 'No la maten en la Casa de Yavé. សូមមើលជំពូកLa Biblia Textual 3a Edicion14 Pero el sacerdote Joiada hizo salir a los capitanes de centenas que mandaban la tropa, y les dijo: ¡Dejadla pasar entre las filas, y cualquiera que la siga, que sea muerto a espada! Pues el sacerdote había advertido: No la matéis en la Casa de YHVH. សូមមើលជំពូកBiblia Serafín de Ausejo 197514 Pero el sacerdote Joadá ordenó a los jefes de centuria que estaban al mando de las tropas: 'Sacadla fuera del templo, por entre las filas, y al que la siga, matadlo a espada'; pues el sacerdote había dicho: '¡No la matéis en el templo de Yahveh!'. សូមមើលជំពូកBiblia Reina Valera Gómez (2023)14 Entonces el sacerdote Joiada sacó a los capitanes de cientos que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla fuera del recinto; y el que la siguiere, que muera a filo de espada. Porque el sacerdote había mandado que no la matasen en la casa de Jehová. សូមមើលជំពូក |
Apenas Jehú terminó de sacrificar la ofrenda quemada, les ordenó a sus guardias y oficiales: «¡Entren y mátenlos a todos! ¡Que no escape nadie!». Así que los guardias y oficiales los mataron a filo de espada y arrastraron los cuerpos fuera. Luego los hombres de Jehú entraron en la fortaleza más recóndita del templo de Baal
Cuando llegó, vio al recién coronado rey de pie en el lugar de autoridad, junto a la columna de entrada al templo. Los comandantes y los trompetistas lo rodeaban, y gente de todo el reino celebraba y tocaba las trompetas. Los cantores, con instrumentos musicales, dirigían al pueblo en una gran celebración. Cuando Atalía vio todo esto, rasgó su ropa en señal de desesperación y gritó: «¡Traición! ¡Traición!».