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2 Crónicas 20:20 - Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Temprano a la mañana siguiente, el ejército de Judá salió al desierto de Tecoa. De camino, el rey Josafat se detuvo y dijo: «¡Escúchenme, habitantes de Judá y de Jerusalén! Crean en el Señor su Dios y podrán permanecer firmes. Créanles a sus profetas y tendrán éxito».

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Al día siguiente se levantaron temprano y salieron al desierto de Tecoa. Mientras iban saliendo, Josafat, puesto en pie, dijo: 'Escuchen, Judá y habitantes de Jerusalén, tengan confianza en Yavé su Dios y estarán seguros, tengan confianza en sus profetas y triunfarán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y se levantaron de madrugada y salieron al desierto de Tecoa, y cuando avanzaban, Josafat se detuvo y dijo: Escuchadme, oh Judá, y vosotros, habitantes de Jerusalem: ¡Creed en YHVH vuestro Dios y permaneceréis firmes! ¡Creed a sus profetas, y triunfaréis!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Al día siguiente, muy de mañana, salieron hacia el desierto de Técoa. Mientras iban saliendo, Josafat, puesto en pie, les dijo: '¡Escuchadme, Judá y habitantes de Jerusalén: confiad en Yahveh, vuestro Dios, y estaréis seguros; tened fe en sus profetas, y triunfaréis!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Y se levantaron muy de mañana y salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas y seréis prosperados.

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2 Crónicas 20:20
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

»No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí.


De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.


Jesús respondió: —¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?


¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?


»Pero Abraham le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se persuadirán por más que alguno se levantara de los muertos”».


Les digo la verdad, todo el que recibe a mi mensajero me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al Padre, quien me envió.


¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!


Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor y en su siervo Moisés.


Israel no es más fuerte que Samaria, su capital, y Samaria no es más fuerte que Peka, hijo de Remalías, su rey. A menos que ustedes tengan una fe firme, no puedo hacer que permanezcan firmes”».


»”¡Corran y salven sus vidas, habitantes de Benjamín! ¡Salgan de Jerusalén! ¡Toquen alarma en Tecoa! ¡Levanten señales en Bet-haquerem! Un ejército poderoso viene del norte y trae calamidad y destrucción.


Así que mandó llamar a una mujer de Tecoa que tenía fama de ser muy sabia. Le dijo: «Finge que estás de duelo; ponte ropa de luto y no uses lociones. Actúa como una mujer que ha estado de duelo por mucho tiempo.


Asur (el padre de Tecoa) tuvo dos esposas, llamadas Hela y Naara.


Después los levitas de los clanes de Coat y de Coré se pusieron de pie para alabar a viva voz al Señor, Dios de Israel.


—Si eliges obedecer al Señor, no serás entregado a ellos —contestó Jeremías—, sino que salvarás tu vida y todo te irá bien;


El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. No tenía ningún rasguño, porque había confiado en su Dios.


Los que confían en el Señor están seguros como el monte Sion; no serán vencidos, sino que permanecerán para siempre.


Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: «¡Miren! Pongo una piedra de cimiento en Jerusalén, una piedra sólida y probada. Es una preciosa piedra principal sobre la cual se puede construir con seguridad. El que crea jamás será sacudido.


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